PODRÍA ESTAR SOL@ EN VEZ DE PREOCUPADO
Tal vez estemos acostad@s en la cama, tal vez sea domingo por la noche, tal vez no veamos a nadie hasta mañana y tal vez estemos solos en casa desde ayer. No parece que podamos comunicarnos con nadie, ya que la mayoría de las personas están con sus familias o en fiestas. En este punto, podríamos hacernos una pregunta sobre nuestro estado de ánimo que suena deliberadamente y provocativamente extraña: ¿Podría ser que, en el fondo de mi corazón, me sienta sol@ en lugar de preocupado? Ventana del hotel, Edward Hopper, 1955 La cuestión se basa en una tesis particular sobre la mente: podemos preferir las incomodidades de la persecución a los tranquilos tormentos del aislamiento. Podemos adquirir el hábito de usar el pánico para que nos haga compañía. Puede resultar aterrador pensar que nos van a suceder catástrofes, pero al menos eso implica que hay gente –quizás mucha, mucha gente– que piensa en nosotr@s. Puede que no tengamos amigos o amigas, pero tenemos algo adyacente: una plétora de en