COMO SOBREPONERSE A LOS GOLPES DE LA VIDA
Todos tenemos
una historia que contar, más o menos interesante. A veces nos quedamos
hipnotizados con esas historias que nos cuentan los demás, sin darnos
cuenta que la nuestra, tal vez, sólo haga falta escribirla.
COMO SOBREPONERSE A LOS GOLPES DE LA VIDA
“Hay que soportar sin dejar de
avanzar; si tú sabes lo que vales, ve y consigue lo que quieres. Pero
tendrás que soportar los golpes de la vida”,
Frente a los problemas, más o menos
graves, parecidas circunstancias socioeconómicas, familiares y
laborales, hay personas que se hunden y que contemplan la vida como un
lugar en el que ya no hay capacidad de reacción, o personas que piensan
que la vida vale la pena, que ahí fuera quedan oportunidades para todos,
y que a mal tiempo, buena cara.
La resiliencia se define como la
capacidad de soportar los golpes y los avatares de la vida y
sobreponerse a las circunstancias. La persona resiliente sufre, siente y
padece, pero no se recrea en estas emociones, no se recrea en el dolor.
Sino que lo interpreta como parte del proceso, o del bache. El dolor y
las circunstancias difíciles forman parte de la vida, son parte del
juego.
¿Alguna vez te has preguntado si tienes resiliencia? ¿Eres capaz de olvidar el pasado, sobreponerte y mirar hacia delante?
Imagina la existencia como un juego;
un juego en el que parte de las reglas las escribes tú, pero otra
parte vienen determinadas. La definición que hagas de cada piedra
determina la forma como te enfrentas o huyes de ellas. Si vemos la vida
como ese lugar en el que tienes que aprender a vencer obstáculos, luchar
como un guerrero fuerte contra los dragones, un tablero con pruebas de
lógica y estrategia en las que debes pensar para resolver las
situaciones, seguro que será más atractivo que si defines las piedras
como mala suerte, desgracias, o como algo dado en lo que no puede
intervenir. Esta visión te hace ser víctima y no protagonista.
La vida es un juego en el que tienes que ganar; entendido este concepto como la capacidad de ir solventando
obstáculos, aprendiendo de los errores y de sus victorias, siendo feliz y
disfrutando de los detalles. Y también significa no dejar que el pasado te condicione, de tal forma que siempre puedas estar en la casilla de
salida. Siempre hay oportunidades, pero se deben tener los ojos bien
abiertos para poder verlas. Tu atención es como un faro que alumbra en
la oscuridad. Deja de enfocar a lo que no funciona, esto no te va a
ayudar a avanzar.
¿Por qué hay personas con resiliencia
y otras no? ¿Podemos entrenarnos para convertirnos en alguien
resiliente, o tenemos que aceptar su victimismo y derrotismo como modo de
vida? Es importante tener presente:
Aceptar la parte injusta de la vida.
Todos vivimos alguna vez una situación que no nos merecemos. ¿Qué
hacer? La decisión inteligente es centrar la atención en cómo puede
actuar para sumar. Refunfuñar, quejarse sin sentido, dedicarse a hurgar
en la herida no le devolverá la justicia. Abandona el victimismo, te
hace débil y te deja fuera de juego.
Valorar tus recursos y capacidades.
Se percibirá como alguien valioso si le das valor a lo que funciona, si
en tu memoria están más presentes los éxitos que los fracasos. Tener un
autoconcepto positivo da confianza y autoestima. Es importante fomentar
esto en los niños, para que sean adultos resilientes. Reconoce y
potencia sus fortalezas.
Cómo observas tu potencial. A
pesar de que el juego de la vida te haya ganado una partida, quedan
muchas por delante. Debes contemplarte como alguien con capacidad para
volver a superarse. ¿Por qué? Porque tienes capacidad de aprendizaje. Los
fracasos nos dicen cómo no hacer algo, pero no dicen que no sea capaz
de volver a intentarlo. Analiza el error para aprender de él. Y luego
haga borrón y cuenta nueva. Es el momento de empezar otra vez.
Solución de problemas. Las
personas resilientes ven los problemas como misterios a los que hay que
dar salida. No son problemas que bloquean sus vidas. Son enigmas, juegos
y pruebas. Imagina que eres otra persona, con una manera distinta de
observar el mundo… más positiva, más atrevida, más creativa. Intenta buscar propuestas desde ese punto de vista.
Dí adiós al victimismo. Las
personas resilientes no se lamentan de su pasado, ni del que ellos
provocaron, ni del que fueron víctimas. Su pasado les sirve para
analizar y tomar decisiones, pero no para sufrir. Su atención está
puesta en hoy, en qué puedo hacer ahora para ser más fuerte, más feliz y
para alcanzar mi objetivo. Se trata de evitar que la vida decida por ti. Deja de mirar por el retrovisor.
Implicarse con responsabilidad.
A principio de los años setenta, Kobasa y Maddi definieron la
personalidad resistente. Y una de sus virtudes era la responsabilidad
con lo que depende de uno mismo. Busca atribuir tus éxitos y tus fracasos a variables internas tuyas. Así sabrás qué tienes que repetir la
próxima vez que te enfrentes a un reto y qué tienes que cambiar para
mejorar ante futuros problemas.
Comprométete. El compromiso es
una de las características de los resilientes. Depende de tu escala de
valores, del respeto que tengas a tu palabra. Pero también está vinculado
a tu implicación, a cómo te involucras en tus obligaciones y en tus
placeres. Tener compromiso significa decir que vas a hacer algo y
hacerlo; tener palabra con uno mismo y con los demás. Si tienes dudas de
no ser capaz de llevar a cabo lo que estás diciendo, es mejor pecar de
prudente que de bocazas.
Pon un ritmo diferente en tu vida.
Si te dedicas a pasar por la vida a toda velocidad, no serás consciente
de qué te está pasando, de qué puedes disfrutar ni de vivir en el
presente. Querrás todo el rato buscar la felicidad en el futuro, llegar a
ese lugar en el que crees que serás feliz. Pero la felicidad está aquí,
hoy, contigo y con todo tu entorno. Tienes que aprender a relacionarte
de forma diferente, de manera que te favorezca, que seas capaz de
contemplar y degustar lo que ves, oyes, sientes, hueles y tocas. El presente
es el lugar en el que tienes margen de maniobra, no lo desprecies ni lo
ningunees.
Observa la vida de forma positiva.
Confía en que la vida te deparará momentos felices e involúcrate para
conseguirlo. Puedes dirigir tu cerebro, tu mente, tus pensamientos, y
orientarlos como un radar para buscar los aspectos positivos. Tu manera
de pensar determina en gran parte cómo te siente y las cosas que haces.
Buscadores de tesoros. La vida
es un continuo desafío, un lugar en el que aparecen oportunidades. Si te aferras a la idea de que hay un tren y que si no te subes al vagón
preferente perderás la oportunidad, te estás condicionando. La vida está
llena de trenes, de todos los tipos y de todas las clases; si no pasa
hoy, será mañana. En alguno tienes que subirte, pero no hay solo uno que
si se te pasa, pierdas la oportunidad. La vida ha dejado de tener ese
carácter de “para toda la vida”. Ahora se acepta el cambio, tanto en la
vida personal como en la profesional.
Enfrentarse en lugar de huir.
Los resilientes postergan menos. ¿A qué te conduce postergar? A nada
positivo. Solo a que retrases la obligación, te sientas mal consigo mismo y te aumente el nivel de pereza y ansiedad para resolver lo que tienes pendiente. Los obstáculos se analizan, se solucionan, se saltan, pero no
se evitan. Evitar no es la solución, sino parte del problema y de su
malestar. No tengas miedo, ni siquiera a pasarlo mal. ¿Realmente lo vas a
pasar tan mal “metiéndole mano al asunto”? Seguro que no, es más lo que
crees que es que lo que realmente tienes frente a tí.
Recuerda: la vida no te deja en el camino si tú no se lo permites.
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