ERES LO QUE TE PONES: LA MODA TAMBIÉN ES POLÍTICA
Eres lo que te pones: La moda también es política
¿Cómo comenzó la moda protesta?
De los gorros de Missoni hasta las camisetas de Maria Grazia Chiuri, hay todo un recorrido que desde 2016 se ha dado para que la moda se haya incluido en la conversación política.
En este artículo muestro varios momentos que han culminado en colecciones contestatarias y marcas que quieren responder ante la situación actual.
Posesión de Trump y Women’s March
Después de que Trump se posicionara el año pasado, las mujeres salen a las calles, creando un movimiento en el que también, varias celebridades como Natalie Portman y Scarlett Johansson se unen. La “Marcha de las Mujeres” se hace viral y multitudinaria. Esto hace que por la misma época las colecciones de Otoño/Invierno 2017 respondan a ese momento político en particular.
Ricardo Seco, Missoni, Public School, entre otras marcas de las grandes capitales del mundo en las Fashion Weeks, se pronuncian contra las políticas y tensiones xenófobas que imperan desde que Trump sube al poder. Y el movimiento feminista crece en fuerza, con manifestaciones statement en la moda como la camiseta de Dior que dice “Todos debemos ser feministas”, lema de la feminista Maria Grazia Chiuri, su directora creativa.
Para octubre del año pasado The New York Times revela los abusos de Harvey Weinstein y con las primeras denuncias se denuncia toda la maquinaria de acoso, sexismo, abuso y violación que ha existido contra las mujeres en los años recientes en Hollywood. Para esa misma fecha, Alyssa Milano revive en lo viral el movimiento #MeToo y luego otros movimientos como Time’s Up se convierten en realidad. Paralelo a esto, grandes nombres de otras industrias comienzan a caer por sus comportamientos abusivos, como Terry Richardson, que no puede volver a trabajar en Condé Nast. En la industria del modelaje, James Scully denuncia los malos tratos en un casting de Balenciaga y Models Alliance cobra más relevancia.
De esta manera, las actrices van a los Golden Globes vestidas de negro, en señal de apoyo para las activistas por los derechos de las mujeres. Otras comienzan a cuestionar (y ya desde hace algunos años) el por qué se les pregunta más por su vestido que por sus logros y por qué las preguntas a sus colegas masculinos no son las mismas que para ellas. A su vez, este activismo también se refleja en las películas, como con “Wonder Woman”, dirigida por una mujer y alabada por el retrato realista, honesto y nada sexualizado de sus amazonas.
Aparte de la Women’s March, hubo marcas que también donaron sus ganancias a Planned Parenthood y modelos como Gigi y Bella Hadid se unieron a una protesta llamada #NoBanNoWall, en respuesta a las medidas de inmigración. Bella también se unió a la protesta de liberación de Palestina. En lo cultural, videos como el de “This is America” de Childish Gambino, con más de 361 millones de reproducciones, muestran cómo las tensiones raciales dominan cada vez más el país y hasta qué punto ha invadido la violencia a Estados Unidos.
Políticos como centro de la conversación
Hillary Clinton fue portada de Teen Vogue, quizás la única publicación de Condé Nast en tomarse la política en serio y establecer agenda viral. Theresa May, primera ministra británica, sale en la revista Vogue. Justin Trudeau, el matrimonio Macrón y Melania Trump agarran el spot mediático, donde su atuendo comienza a tomar importancia desde el aspecto representativo.
Activismo de marca
Activismo de marca
Muchas marcas que invitaron a votar por Trump, como New Balance ,fueron invitadas a ser boicoteadas en redes. Asimismo, otras como Patagonia demandaron al gobierno de Trump por atentar reducir los parques naturales y monumentos. Unas han ido más allá: han hecho de la protesta contra Trump su motor de venta.
Para esos movimientos que hablan en pro del feminismo, en contra de ciertas políticas, la moda se ha vuelto un recurso más simple- que muchos han calificado de mercadeo- pero que en el fondo sí tiene una referencia de esa necesidad social que se puede manifestar de forma creativa a través de la ropa. Y que, además elegir ponerse ese vestuario, esa pieza, no es una elección simple de moda sino una elección con implicaciones de expresión y de política. Entonces, esos factores como el tema de la viralidad, dan otros recursos y el tema de la atención mediática que se les da a estas posturas es también una realidad.
Cuando las actrices usan las alfombras rojas para transmitir su mensaje, o cuando las modelos cuentan cómo las rechazan en los desfiles, y eso lo vuelven una prenda con mensajes de protesta que llegan directamente a los dueños del negocio o a los gobiernos y éstas ven esa amplificación del mensaje y que la gente está protestando, es mucho más fácil reaccionar y tomar medidas. Asimismo, es muy importante la generación Z, que llega hasta los 23 años, que ha sido fundamental para influenciar a las otras, en su forma de hablar y transformar las otras realidades con las que no están de acuerdo. Es una generación que tiene activistas muy jóvenes, como Malala, Emma González.
Ahora, el activismo continuará, porque aumentará esa desconfianza y esas audiencias sociales se unirán para ser escuchadas y esto estará amplificado por las redes sociales y la moda.
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