ON BULLSHIT. SOBRE LA MANIPULACIÓN DE LA VERDAD
EVITAR LAS HABLADURÍAS
"Es casi imposible ensuciar al prójimo sin ensuciarse uno mismo"
Uno de los rasgos más destacados de nuestra cultura es la gran cantidad de "bullshit" (charlatanería) que se da en ella. Todo el mundo lo sabe. Cada uno de nosotros contribuye con su parte, pero tendemos a no darle importancia. La mayoría confía en su capacidad para detectar la charlatanería y evitar verse afectado por ella.
Hay quien no puede resistirse a contar un chisme.¡Cuidado! Si bien amigos y colegas parecen encantados de escuchar su relato de las intimidades y desgracias de un tercero, en el fondo nos preguntamos que dirán de nosotros cuando no estamos presentes.
Nadie se fía de los chismosos, si lo haces perderás la oportunidad de entablar conversaciones serias, que surgen cuando tu interlocutor confía en tí plenamente. Como norma, es mejor evitar hablar de las personas que no están presentes; cada vez que lo haces, es cotilleo puro y simple.
Nos podemos preguntar qué daño puede causar que cuentes amistosamente algún detalle de la vida de otra persona. Eso también puede ser dañino y destructivo, ya que comentarios que en un principio pueden parecer banales y positivos pueden afectar incluso a la vida profesional de las personas.
Evitar las habladurías tiene el gran beneficio de lograr que tus amigos confíen en tí; si alguien ya tiene una reputación de persona que se va de la lengua, hay que hacer un esfuerzo suplementario para modificar la opinión que tienen los demás hacia tí. Quizá tendrá que pasar algo de tiempo para conseguir ese cambio, pero la recompensa lo merece.
Es imposible atraer a los demás si se chismorrea o se participa de alguna manera en habladurías, PUEDE SER UNA CONDUCTA TENTADORA, PERO DE NINGUNA MANERA ATRACTIVA.
Cuando se deja de hablar de más, se tiene más tiempo disponible para escuchar; nos gusta creer que sabemos escuchar, pero en realidad, pocos son los que lo consiguen. Escuchar es un arte, y como todo en la vida, exige práctica; nadie nos ha enseñado a escuchar. Nos enseñaron a hablar; no hay que preocuparse tanto por lo que tenemos que decir, lo que realmente interesa y atrae a la gente no es lo que dices, sino tu capacidad para escuchar.
Como norma general una buena medida sería la ley del 80/20, habla el 20 por ciento y escucha durante el 80 por ciento, pruébalo y observa lo que sucede; es posible que te sorprenda la cantidad de cosas que la gente tiene que decir; los demás te querrán porque los escuchas.
Como ejercicio puedes animar a la otra persona a que siga hablando. Dile, por ejemplo: " Ah, sí, cuéntame más. Te escucho". Sólo debes asegurarte de que escuchas, de que no piensas ni en la solución del posible problema, ni en lo que inmediatamente vas a decirle luego.
Si tu interlocutor detecta que le escuchas sin juzgarlo ni evaluarlo, ni ofrecerle soluciones de antemano y el tiempo suficiente, la persona que te está contando un problema, llegarán solos a la solución de su problema sin necesidad de que se le aconseje y nos darán las gracias.
CUANTA MÁYOR ATENCIÓN PONGAS EN ESCUCHAR A LOS DEMÁS, MÁS GENTE DISFRUTARÁ CON TU COMPAÑÍA Y MÁS OPORTUNIDADES ATRAERÁS.
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