APRENDE EL DEBER DE RECUPERAR LA FELICIDAD
¿Puedes creer que el ‘yo’ propio ocupa el último lugar de la expresión de afecto que somos capaces de dar?
Vivimos postergando, para nosotros mismos, las gratificaciones que
merecemos y nos decimos: ‘Algún día lo voy a hacer’, pero ese día no
suele llegar.
El concepto de "deber hacia los demás" es la más cruel y engañosa manera, mediante la cual nos negamos la felicidad. Igual que nuestras costumbres peculiares de tomar decisiones y hacer promesas, los mosaicos que bloquean la felicidad están muy elaborados y son muy personales.
Formados por malos hábitos, estos secuestradores de almas se caracterizan por cambiar de identidad en cuanto los reconocemos y aunque traten de esconderse, indaguemos donde están.
Hagamos un listado, a ver que os parece:
Querer lo que no se tiene
No querer lo que se tiene
Ver el mundo como un lugar hostil
Creer que la vida es muy difícil
Depender excesivamente de los acontecimientos externos para iniciar cambios
Creer que el dinero es la solución
Creer que no se tiene suerte
Creer que las cosas nunca cambiarán para mejor
La fatiga
No comer bien
No hacer ejercicio
No hacer caso a tu cuerpo
Encontrar continuamente defectos en tu propio cuerpo
Sentir que no mereces la felicidad, el amor o el éxito
No saber quién eres
No saber qué amas
Aborrecerte a tí mismo
No reconocer las conductas adictivas o que crean dependencia
La adicción al trabajo
El perfeccionismo
La falta de humor
La incapacidad de reírte de tí mismo
La timidez en las relaciones sociales
La falta de espontaneidad
Pensar que no tienes bastante experiencia
Fingir que tienes más experiencia o don de gentes de los que posees realmente
Creer que el mundo se caerá si no lo sostienes
La incapacidad para pedir o recibir ayuda
La incapacidad de formar parte de un equipo
La incapacidad de decir "no" con elegancia
La necesidad de complacer
Ver todo como una competición
Confundir ser buen conversador con ser polémico
La necesidad de tener siempre razón
Juzgar a los demás para sentirse superior
No confiar en la intuición
No hacer caso de los sueños
Creer que los demás son más listos
Prometer algo que da pánico
Hacer promesas que sabrás que no podrás cumplir
Hacer promesas sólo para mantener la paz
Pensar que preocuparse mejorará la situación
La incapacidad para relajarse
Confundir la fatiga con la pereza
La abulia
La incapacidad de motivarse a uno mismo
La impaciencia
La prisa
La desorganización
Rodearse de negatividad
No terminar relaciones perniciosas
Marcarse unas expectativas poco realistas
Marcar unas expectativas poco realistas a los demás
Contemplar el mundo y la vida desde la perspectiva de lo que se pierde
La falta de curiosidad
La falta de fe
La incapacidad para maravillarse
La falta de gratitud
Resulta asombroso pensar que todos estos obstáculos a la felicidad se han vuelto tan familiares que ni siquiera los notamos: "la inventiva del autoengaño no se acaba nunca". Ni para las mujeres ni para los hombres, que tendrán que ser FIELES A SI MISMOS
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