UN CUENTO MÁGICO POR NAVIDAD.
Conoce la la leyenda del ángel de la Navidad que pasa cada 21 de diciembre
Todos los 21 de diciembre el Ángel de la Navidad vuelve para guiar e iluminar todos los hogares.
Desde que somos engendrados tenemos un Ángel que nos cuida. Una de las primeras oraciones que aprendemos es, justamente, la del Ángel de la Guarda. Tenemos siempre la presencia y la custodia de nuestros Ángeles, las 24 horas del día; podemos percibir su presencia a través de olores, perfumes, música, escalofríos, o bien por una sensación de mucha paz repentina. Estos seres de Luz vienen a ayudarnos y son enviados por Dios a cada ser humano, sin ninguna distinción.
Todos tenemos Ángeles, sin importar tus creencias, religión, estilo de vida, nada; aunque no lo creas. Es importante que te comuniques con él, que le hables desde tu corazón, que cierres tus ojos y sientas su abrazo cálido y amoroso.
En la Navidad –que para algunas personas significa estar plenas de emoción y amor por el encuentro con el niño Jesús– podemos percibir más la presencia de ellos, y nuestros corazones pueden estar más abiertos o dispuestos a recordar su presencia. Es una época bellísima, de eso no hay que dudar ni dejarnos llevar por factores externos que al final la terminan transformando en la fiesta del estrés.
El Ángel de la Navidad, o Espíritu de la Navidad, es una tradición perteneciente a los países nórdicos y que, hace varios años, ha sido adoptada en nuestro país como parte de las costumbres características de esta época.
La leyenda, según el Ángel Uriel, relata que el Ángel de la Navidad llegó al planeta proveniente de una galaxia lejana y se instaló en el norte de la Tierra, en lo que hoy se conoce como la península escandinava.
El Ángel de la Navidad es concebido no como una persona de carne y hueso –a pesar de que la leyenda así lo describe– sino más bien como una energía que viene desde el centro de nuestro sistema estelar y que llega año tras año para repartir, más que cosas materiales, aquello de lo cual los seres humanos no pueden prescindir: paz, amor, armonía y alegría.
El 21 de diciembre de todos los años –durante más de 2.000 años– se celebra la llegada de una esfera de luz en los cielos, anunciando un hecho divino en la Tierra. Esa luz, cometa o como quieras llamarlo, es el Ángel de la Navidad.
Es el Ángel que acompañó al Arcángel Gabriel para anunciar la llegada del Salvador al mundo; es el Ángel que se quedó en aquellos días para cuidar y guiar a los pastores hasta el pequeño pesebre donde se encontraba acostado entre pajas el Mesías; también es el Ángel que llevó la buena nueva a los reyes de Oriente, y con su luz los guió hasta el lugar.
Todos los 21 de diciembre el Ángel de la Navidad vuelve para guiar e iluminar todos los hogares; es el Espíritu de la Navidad que se percibe en el ambiente de una casa, en la calle, en las miradas llenas de ilusión de los niños.
Ese Ángel es el primero que anuncia la llegada del nuevo día a partir del nacimiento del niño Jesús. Porque 3 días antes y 3 días después, más el día del nacimiento, nos da 7, que es el número de la Luz, en que debemos estar en armonía con nosotros mismos, con nuestros semejantes y con la creación toda, en actitud de recogimiento y agradecimiento.
Ese día se hace o se compra pan dulce, caramelos, chocolates y se prepara una mesa con figuras de ángeles adornada como para una fiesta, con velas doradas o blancas. Y se invita a todos los niños que uno conozca a compartir este agasajo particular. También se preparan los regalos para hacer el día de Navidad.
Los Ángeles acompañarán al niño Jesús en su anunciación y en su llegada, y nosotros debemos cuidarlo. Decora esta Navidad tu casa, tu árbol, con muchos ángeles. Abre la puerta e invítalos a entrar, y recibirás muchas bendiciones.
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