COMO SACARLE JUGO A TU EXISTENCIA (2)

COMO SACARLE EL JUGO A TU EXISTENCIA (2)

AL MAL PASO..UNO BUENO

Una experiencia nunca es un fracaso, pues siempre viene a demostrar algo.
-Thomas Alva Edison

Somos especialistas en ser víctimas de los problemas. Comentarios como: “Sólo
me pasa a mí”, “La vida la trae en mi contra”, “Con mi mala suerte, mejor ni me
levanto de la cama”, son frases que repetimos diariamente.
Lo más interesante de esto es que existen personas que no sólo lo sufren, sino
que desean ardientemente que los demás sufran con ellos, contando por donde
quiera que van sus situaciones más desagradables, creando monumentos a la
negatividad o convirtiéndose en ellos.
Pareciera que estamos acostumbrados a ver los malos ratos o los problemas
como culpa del destino o como si fuera un sorteo de “quién lo pasará peor en la
vida” y nos autoconcedemos el primer lugar.
Dar un mal paso o tomar una decisión que nos da un resultado que no esperábamos es simple y sencillamente eso, un resultado.
 Caminar en el lugar
equivocado, pensando que cometimos un error, no nos hace menos humanos,
menos valiosos, más tontos o incultos.
Como menciona Wayne Dyer: “No tienes problemas, sólo piensas que los
tienes”. Estoy seguro que muchos al leer esto están saltando o profiriendo frases
como: “No es cierto”, “He vivido miles de problemas en mi vida y claro que
existen”. Las dificultades existen. Las situaciones no cambian. Nosotros no podemos
cambiar a los demás, si el otro no se atreve a hacerlo.  Entonces, ¿qué podemos
hacer?  La solución no es borrar lo que nos molesta o eliminar a la gente que no podemos ver ni en acuarela , sino en cambiar la actitud con el que observamos las cosas.
No hay mejor aprendizaje que darnos cuenta cómo NO hacer las cosas.
 Los malos pasos o los erróneamente llamados fracasos pueden ser nuestras mejores
experiencias si nos damos la oportunidad.

Cuentan que un vendedor de zapatos enviado por su jefe fue a vender zapatos
lejos de aquella ciudad. El jefe pidió que le enviara un telegrama con información
sobre las perspectivas de trabajo. El vendedor llegó a la ciudad y vio que todas las
personas andaban descalzas y envió este telegrama: "Todos andan descalzos. No
necesitan zapatos. Malas perspectivas".
El jefe envió a otro vendedor a otra ciudad igualmente lejana pidiendo respuesta.
El vendedor respondió con este telegrama: "No tienen zapatos. Venderemos
muchos. Muy buenas perspectivas".
Lo mismo sucede en nuestra vida. Al mal paso… no darle prisa para sufrirlo
cuanto antes, sino antes de eso darle un paso bueno. Un paso bueno que se
traduce en regalarnos un tiempo para reflexionar ¿Para qué estoy viviendo este
momento?, ¿En qué me puede servir?, ¿Qué puedo aprender? No hay fracasos, sólo resultados. Si no es el resultado que esperabas, estoy seguro
de que no es la vida que la atrae en tu contra, sino que te están regalando la
oportunidad para que descubras otras cosas que tal vez no te habías dado cuenta
y que te servirán en el futuro.
Date cuenta de lo que sucede cuando, tras un mal paso, rectificas el camino y das
uno bueno y firme.

¿Y DÓNDE QUEDÓ EL NIÑO?

Un niño siempre puede enseñar tres cosas a un adulto: a ponerse contento sin motivo, a estar siempre ocupado con algo y a exigir con todas sus fuerzas aquello que desea.

- Anónimo

Al observar los ojos de un pequeño niño podemos entrar a un mundo
maravilloso que alguna vez nos tocó disfrutar, pero al que pocas veces hemos
regresado desde que nos pusieron la etiqueta de adultos. Al observar los ojos de un niño nos damos cuenta de que la felicidad plena existe.
Puede pasar un terremoto, una guerra, un ciclón, hambre o sufrimiento a su lado
y él seguirá sentado en la tierra jugando con un coche o una pelota de colores,
como si no pasara absolutamente nada.


¿Qué significa vivir?  A lo largo de nuestra existencia meditamos hasta el cansancio y lo seguiremos haciendo porque siempre hay respuestas nuevas a una misma cuestión.
 Sin embargo, por el momento se puede afirmar con certeza que vivir es la magia de poder influir y tocar la mayor cantidad de personas
posibles en un tiempo determinado. Es ahí cuando la vida toma sabor, sentido.
En definitiva, sin que nos demos cuenta, eso es lo que hacemos de niños. El
mundo de un niño es el aprovechar cada minuto, cada instante al máximo como
si fuera la última oportunidad para jugar, divertirse, hacer travesuras o estar con
los amigos. Un niño vive en su interior un mundo lleno de paz, tranquilidad, inocencia y
amor.  Un niño no juzga, no te valora por lo que tienes en tu cuenta bancaria o
por los contactos que le puedes ofrecer.


 Un niño no se estresa por lo que sucede
con el gobierno, con la crisis, con las finanzas. Un niño despierta cada mañana,
pensando en qué forma se divertirá o cómo la gozará durante el día y nada más.
Un niño no tiene una apretada agenda ni se preocupa por lo que opina la
 por los salarios tan sociedad de él, por los múltiples títulos que puede recibir,
injustos que recibe, mucho menos por quedar bien con todos los que lo rodean.
Un niño se dedica a vivir el momento y se acabó.
El claro ejemplo está en su sonrisa. Limpia, sin intereses, sin mentiras, sin
actuaciones. Sin querer, un niño suele ser centro de atracción por donde quiera
que va. A veces provoca que algunos adultos nos detengamos para tocarles el cabello,
darles la mano, o jugar con ellos con la mirada, con tal de que nos regalen una de
esas mágicas sonrisas. Eso es lo que se puede llamar influir en la vida del otro.
Cuando los problemas llegan a nuestra vida, cuando las decisiones se tornan
complicadas, cuando parece que todo va en nuestra contra, sería interesante
pensar ¿Qué parte de mi vida se asemeja a un niño? pero sobre todo: ¿Cuánto
influyo positivamente en la vida de los demás?


Una sonrisa, un “buenos días”, un gesto amable, un comentario positivo, un
consejo en el momento, un abrazo, un “te quiero”, un detalle de amor, un “perdóname”, son un excelente inicio para influir en la vida de los demás regalando calidad de vida a extraños y conocidos. Atrévete a VIVIR la experiencia de influir positivamente el día de HOY en la
vida de otra persona.
 Involúcrate en un mundo de niño donde siempre hay oportunidad de sonreír a pesar de las dificultades que sucedan alrededor.
Todos tenemos la capacidad de ayudar a vivir a otros. No entierres ese regalo
maravilloso. Descúbrelo y ponlo en práctica día con día. La siguiente vez que se
te acerque un niño pequeño, obsérvalo a los ojos y te darás cuenta de que,
realmente, vale la pena sentirse más libres, más tranquilos, con más VIDA.

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