¿DEBO SEGUIR MIS SUEÑOS? ¿O LA PROPUESTA ES UNA UTOPÍA?

 

¿DEBO SEGUIR MIS SUEÑOS? ¿o la propuesta es una utopía?

A la hora de decidir qué vamos a hacer con nuestra vida, no es raro sentirnos ante lo que parece una decisión muy dolorosa: el camino que más nos apasiona o el más seguro. Este último presupone el dominio paciente de una profesión confiable; estaremos aburridos, pero sabemos que nunca seremos despedidos. En el primer caso, se trata de un acto de altos vuelos por el que aspiramos a generar ingresos gracias a lo que amamos profundamente, temiendo continuamente la miseria y la humillación. 

La elección puede parecer difícil, pero quizás lo sea menos de lo que parece, una vez que exploramos adecuadamente el concepto de “seguridad”. Nunca estamos realmente seguros mientras hacemos algo que odiamos o perseguimos por cobardía. Frente a la feroz competencia en el mundo moderno, nuestra carrera de rescate, la que adoptamos por miedo, será la ambición principal de otra persona. Nuestro Plan B será el Plan A de otra persona, lo que inmediatamente nos pone en desventaja en términos de recursos y enfoque. La elección “segura” podría llevarnos en última instancia a la ruina.


Por otro lado, lo que amamos es lo que nos obsesiona de todos modos, por lo que lo hacemos gratis, lo que aumenta decisivamente nuestras posibilidades de éxito y reduce la factura del fracaso. Una década de resultados mixtos en un proyecto apasionante es básicamente menos doloroso que resultados poco espectaculares durante una carrera en un campo odiado. 

Al final, no es realmente seguro usar la única vida que tenemos para obligarnos a hacer lo que sabemos desde el principio que no disfrutaremos, solo para seguir viviendo. No es seguridad, es masoquismo. 

Ciertamente es inevitable que pasemos nuestras primeras dos décadas sufriendo en el sistema educativo, pero llega un momento en que se nos permite dejar la escuela. Llega un momento en que necesitamos una oportunidad para mostrar cómo puede ser la vida más allá de ser fría y dócil.

Es inusual tener una pasión; la mayoría de nosotros ni siquiera nos acordamos de cual era cuando comenzamos nuestra andadura en el mundo laboral. Sin embargo, si tienes la suerte de tener una, te estás exponiendo a mucho más riesgo del que crees al no escuchar su invitación.

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