¿POR QUÉ ES TAN DIFÍCIL LLEGAR A CONOCERSE?
¿POR QUÉ ES TAN DIFÍCIL LLEGAR A CONOCERSE?
Los seres humanos hemos evolucionado hasta convertirnos en criaturas cuyas mentes se dividen en procesos conscientes e inconscientes. Por ejemplo, mientras comemos o cenamos se hace de manera inconsciente mientras que pensar en lo que nos gustaría hacer el fin de semana es consciente.
Hoy en día, los neurocientíficos hablan de tres partes del cerebro:
- el cerebro reptiliano
- cerebro límbico
- la neocorteza
El cerebro límbico ha experimentado un mayor desarrollo y se ocupa de las emociones y los recuerdos.
El neocórtex ha experimentado un desarrollo muy tardío y corresponde al lugar del cerebro donde se ubican nuestras facultades superiores de razonamiento.
No tenemos que entender la terminología precisa para entender la propuesta: gran parte de nuestras vidas están dominadas por respuestas automáticas, demasiado emocionales y distorsionadoras de las partes "inferiores" de la mente.
Sólo ocasionalmente podemos esperar obtener una perspectiva racional a través de nuestras facultades superiores.
3. Resistencia freudiana
Las cosas no permanecen inconscientes por accidente. Sigmund Freud consideraba que estos elementos permanecen inconscientes por un cierto disgusto de nuestra parte: según él, existe una gran resistencia a hacer consciente gran parte de nuestro inconsciente.
El inconsciente contiene deseos y sentimientos que desafían profundamente nuestra visión más cómoda de nosotros mismos. Si nos conociéramos mejor, podríamos descubrir que nos atrae otro sexo o que tenemos ambiciones profesionales muy diferentes a las que la sociedad espera de nosotros. Como resultado, nos “negamos” a saber demasiado sobre nosotros mismos en muchas áreas. Esto podría hacer tambalear la paz que nos hemos construido a corto plazo y de la que dependemos.
Según Freud, pagamos un alto precio: la paz a corto plazo es inestable. Para usar uno de sus términos, esta breve paz es “neurótica” y nos priva de los beneficios de la honestidad a largo plazo sobre ciertos aspectos de nuestra identidad.
Con demasiada frecuencia, nos decimos a nosotros mismos que es "más seguro no ir allí". Esta resistencia significa que escapamos a la humillación de admitir algunos de nuestros deseos, especialmente aquellos que contradicen quiénes nos gustaría ser o cómo les gustaría a los demás que fuéramos.
Reducimos nuestro sufrimiento inmediato pero el precio que pagamos es el de no avanzar hacia lo que nos haría verdaderamente felices.
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