ANTROPOLOGÍA DE LA GESTUALIDAD
ANTROPOLOGÍA DE LA GESTUALIDAD
El olfato
El olfato no está tan desarrollado en el hombre como en los animales, pero también nos permite recibir mensajes; de ahí que esta cobrando especial importancia en todo lo que engloba a la comunicación no verbal.
La idea de este tipo de comunicación subyace en que solemos dirigir nuestros pasos hacia un lugar guiados
por un olor característico, o localizamos un objeto, o descubrimos que algo se ha quemado, etc... Toda persona tiene un olor personal.
Aparte está el código, no claramente conocido de los perfumes, que los industriales del ramo desarrollan continuamente: femenino, viril, sensual, discreto, penetrante, etc.
Es importante decir que en nuestra cultura subestimamos la importancia del sentido del olfato, somos tan reacios a olernos que podemos llegar a suprimir este sentido y esto puede deberse a que le tememos, ya que los olores tienen una gran capacidad para despertar recuerdos.
Existe también, como hemos dicho antes, una tendencia a sustituir olores naturales por olores artificiales. Esto se debe, en cierto modo a una inclinación antisensual, sospechamos siempre de los placeres de los sentidos porque van innegablemente unidos a los del sexo.
Aunque no todas las culturas son así, los árabes reconocen una relación entre la disposición personal y el olor, un ejemplo de esto lo podemos ver en cómo conciertan los casamientos, en ocasiones, incluso piden oler a la novia, no para saber si huele bien o mal, sino para cerciorarse de que tiene un olor residual a enojo o descontento.
Puede existir otra razón diferente que haya llevado al hombre a relegar su sentido del olfato y es proporcionarnos la capacidad de soportar aglomeraciones, ya que si tuviéramos un sentido del olfato extremadamente sensible estarían de forma continua sujetos al conjunto de variaciones emocionales de las personas que nos rodean.
Por otro lado, poseeríamos un menor control consciente, ya que los centros olfativos del cerebro son más antiguos y primitivos que los de la vista.
Edward Hall dice que el hombre puede percibir más olores que aquellos de los que es consciente, es decir que existe un sentido del olfato subconsciente. A esto que nosotros llamamos olores le han llamado mensajeros químicos, que están formados por aminoácidos y hormonas, incluyen las famosas feromonas, también, en los que normalmente no detectamos ningún aroma, pero sí se transmiten por el aire y penetran en el cuerpo humano a través de la nariz.
Un ejemplo de la implicación de estos mensajeros químicos en la comunicación no verbal son las feromonas que son segregadas por casi todos los animales y afectan al comportamiento de otros miembros de la misma especie y son especialmente importantes en todo lo relacionado con el sexo.
Se ha sugerido que las secreciones externas de un animal pueden actuar sobre la química del organismo de otro, probablemente en sus glándulas endocrinas y esto puede causar una tensión extrema cuando los animales están apiñados y llegar a actuar como factor de control de la población a favor de la supervivencia de la especie.
Aunque no podemos generalizar el comportamiento de los animales y de los seres humanos existen ejemplos que apuntan a ello como lo descubierto por Martha McClintock que al estudiar los ciclos menstruales de las estudiantes que vivían en residencias descubrió que las que eran muy amigas estaban sincronizadas.
Un vistazo a la anatomía del ser humano nos dice que el ser humano posee un sistema de emisión de mensajeros químicos externos, ya que nuestra piel contiene una profusión de glándulas odoríferas que cubren nuestro cuerpo de la cabeza a los pies.
Su estructura es extremadamente compleja y existe un número elevado de tipos individuales. Se ha comprobado, también que la capacidad olfativa varía entre los individuos y entre los sexos, un ejemplo de esto es que ciertos olores almizclados los perciben las mujeres, pero no los hombres ni las niñas preadolescentes
Para terminar con el sentido del olfato podemos decir que la teoría sobre los mensajeros químicos podría explicar porqué las emociones se contagian entre las multitudes.
La vista
Los ojos, la mirada fija y sostenida es un signo de amenaza para muchos animales y para el hombre y existen estudios que demuestran que una persona que es observada de forma fija e insistente presenta un ritmo cardíaco más rápido que otra que no lo sea, quizá sea éste uno de los inconvenientes de hablar en público.
Los seres humanos responden de forma innata a la mirada, esto se demuestra con experimentos que revelan que la primera imagen a la que reaccionan los bebés es la de unos ojos. Por otro lado, el lugar en el que está fija la mirada nos da a conocer cuál es el punto de atención de una persona pero no dice nada de sus intenciones, esto explicaría que ciertas personas sientan incomodidad frente a un ciego, ya que su comportamiento ocular no proporciona indicios sobre sus intenciones.
También explicaría el porqué todas las culturas desaprueban el mirar fijamente., aunque algunas sean más estrictas que otras.
El contacto ocular es una forma de comunicación no verbal que intensifica la intimidad −mirar está relacionado de forma directa con el agrado−, expresa y estimula las emociones y es un elemento importante en la exploración sexual y activa la excitación rápidamente.
Cuando nuestros ojos se encuentran sabemos cómo se siente el otro, pero además, el otro sabe que nosotros conocemos su estado de ánimo, por estas razones el contacto visual nos hace sentirnos vulnerables y expuestos.
Es el contacto visual el que nos hace conscientes de la presencia de otro ser humano con conciencia e intenciones propias, por eso, el contacto ocular proporciona una clase especial de entendimiento.
A pesar de todo esto, las diferencias culturales en la consideración del contacto ocular son realmente importantes entre determinadas culturas, por ejemplo, los árabes miran muy fijamente mientras conversan, sin embargo en los países orientales esto se considera de muy mala educación.
LOS GESTOS DE LAS MANOS
La mayoría de las personas es consciente de los movimientos de las manos de los demás pero no les prestan atención porque los consideran faltos de significado, pero esto no es así, los ademanes comunican, ya sea revelando emociones involuntariamente o aclarando mensajes verbales.
Cada nivel del discurso va acompañado de un esquema de movimientos corporales, de esta forma cuando el orador pasa de una oración a otra, también cambia de movimiento corporal.
Así, se está representando, en cierta forma, la estructura gramatical del mensaje verbal y existen además, ciertos movimientos asociados a unas ideas determinadas.
Además, algunos de los gestos más comunes están vinculados de forma clara al lenguaje verbal, como instrumento para ilustrar o subrayar lo que se está diciendo.
Así, el estilo al gesticular es diferente para cada individuo y depende de su cultura. Las distintas culturas poseen ,además, su propio repertorio de emblemas, que es un movimiento corporal con un significado preestablecido, como el gesto del autoestopista.
Existen emblemas comunes a toda la humanidad, pero están condicionados por la anatomía humana, como el gesto que se utiliza para decir que tenemos sueño, que consiste en inclinar la cabeza y apoyar la mejilla sobre una mano.
Por otro lado, existen emblemas iguales en distintas culturas pero, poseen distintos signficados. El lenguaje de las manos puede transmitir muchos cosas, nos puede decir, por ejemplo el origen étnico de la persona, su estilo personal o la tensión que está soportando el individuo.
El ser humano experimenta a través de la piel mucho más de lo que la mayoría de la gente piensa, para comprobarlo sólo tenemos que observar el tamaño de las áreas táctiles del cerebro, la sensorial y la motora.
Los que ocupan una parte desproporcionada en el cerebro son los labios, el dedo índice y el pulgar. Las primeras experiencias del niño son táctiles, es así como descubre dónde termina su propio cuerpo y dónde empieza el mundo exterior.
En el transcurso de la niñez se van aprendiendo los roles masculinos y femeninos, en parte como reglas que establecen cuáles son las partes de la piel que pueden exhibirse y cuáles no , qué partes pueden tocarse, en qué circunstancias y por quién.
Por esto, en cualquier intento de un contacto, el contexto es de la mayor importancia, pero también resulta importante la parte del cuerpo que se toca. Así, una mano que reposa suavemente sobre un antebrazo no tiene el mismo impacto que si se coloca sobre una rodilla.
El contacto también está muy relacionado con el status, cualquiera puede tocar a un niño y un médico podrá tocar a la enfermera y ésta al paciente pero sería distinto si la enfermera o el paciente tocaran al médico.
También existen diferencias, entre personas conocidas, dependiendo de si alguien tiene costumbre o no de tocar a los demás.
Cuando hablamos de comunicación táctil, de tocar a los demás, debemos establecer diferencias entre culturas, ya que si bien los españoles, los franceses, los italianos o los rusos somos altamente táctiles otras culturas como las inglesa, norteamericana o alemana son en extremo fríos y gustan poco del contacto corporal.
Cada nivel del discurso va acompañado de un esquema de movimientos corporales, de esta forma cuando el orador pasa de una oración a otra, también cambia de movimiento corporal.
Así, se está representando, en cierta forma, la estructura gramatical del mensaje verbal y existen además, ciertos movimientos asociados a unas ideas determinadas.
Además, algunos de los gestos más comunes están vinculados de forma clara al lenguaje verbal, como instrumento para ilustrar o subrayar lo que se está diciendo.
Así, el estilo al gesticular es diferente para cada individuo y depende de su cultura. Las distintas culturas poseen ,además, su propio repertorio de emblemas, que es un movimiento corporal con un significado preestablecido, como el gesto del autoestopista.
Existen emblemas comunes a toda la humanidad, pero están condicionados por la anatomía humana, como el gesto que se utiliza para decir que tenemos sueño, que consiste en inclinar la cabeza y apoyar la mejilla sobre una mano.
Por otro lado, existen emblemas iguales en distintas culturas pero, poseen distintos signficados. El lenguaje de las manos puede transmitir muchos cosas, nos puede decir, por ejemplo el origen étnico de la persona, su estilo personal o la tensión que está soportando el individuo.
El tacto
La piel por ser la envoltura del cuerpo es sensible a la presión, al dolor y a la temperatura, aunque el grado de sensibilidad varía según el estado emocional del individuo y la parte del cuerpo de que se trate. Además, el tacto posee una clase especial de proximidad, puesto que cuando una persona toca a otra, la experiencia es total e inevitablemente mutua.El ser humano experimenta a través de la piel mucho más de lo que la mayoría de la gente piensa, para comprobarlo sólo tenemos que observar el tamaño de las áreas táctiles del cerebro, la sensorial y la motora.
Los que ocupan una parte desproporcionada en el cerebro son los labios, el dedo índice y el pulgar. Las primeras experiencias del niño son táctiles, es así como descubre dónde termina su propio cuerpo y dónde empieza el mundo exterior.
En el transcurso de la niñez se van aprendiendo los roles masculinos y femeninos, en parte como reglas que establecen cuáles son las partes de la piel que pueden exhibirse y cuáles no , qué partes pueden tocarse, en qué circunstancias y por quién.
Por esto, en cualquier intento de un contacto, el contexto es de la mayor importancia, pero también resulta importante la parte del cuerpo que se toca. Así, una mano que reposa suavemente sobre un antebrazo no tiene el mismo impacto que si se coloca sobre una rodilla.
El contacto también está muy relacionado con el status, cualquiera puede tocar a un niño y un médico podrá tocar a la enfermera y ésta al paciente pero sería distinto si la enfermera o el paciente tocaran al médico.
También existen diferencias, entre personas conocidas, dependiendo de si alguien tiene costumbre o no de tocar a los demás.
Cuando hablamos de comunicación táctil, de tocar a los demás, debemos establecer diferencias entre culturas, ya que si bien los españoles, los franceses, los italianos o los rusos somos altamente táctiles otras culturas como las inglesa, norteamericana o alemana son en extremo fríos y gustan poco del contacto corporal.
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