DESINTOXICACIÓN DIGITAL
Desintoxicación digital: Qué hacer cuando la tecnología se transforma en un problema
¿Lo último que ves antes de dormir son tus mensajes de Whatsapp? ¿Te angustias si sales de tu casa sin tu smartphone? La tecnología, dependiendo del uso, se transforma en un instrumento sanador o destructor. A continuación, adjunto algunas claves para salir de la 'esclavitud' al teléfono inteligente, que disminuye la posibilidad de encontrarnos con otros.
Hacer scroll hasta caer dormid@, despertar, posponer la alarma, revisar las notificaciones de Instagram, Twitter y responder Whatsapps en vez de seguir durmiendo. Durante el día, mirar con naturalidad el teléfono cada pocos minutos, ensimismad@ por largo rato mientras miras imágenes de comidas, viajes, paseos y vidas ajenas.
Esos pueden ser mis hábitos digitales o los de cualquier millennial que no se despega del teléfono. Pero no deberíamos mirarlo como un problema solamente generacional, porque, según un estudio realizado por Tren Digital UC, lo primero que hacen el 93% de las personas encuestadas al levantarse es revisar su smartphone.
La última publicación de la ONG Derechos Digitales, escrita por la periodista Belén Roca, se llama 'Internet está jugando con tus sentimientos'. ¿A qué se debe el nombre? Es que más allá del lucro que algunas empresas hacen con nuestros datos personales –y que entregamos en bandeja con nuestras redes sociales–, las consecuencias se están notando en nuestra salud mental.
Ansiedad es una palabra recurrente al hablar de dependencia tecnológica y se asocia a situaciones como la construcción de una identidad virtual que alimenta su autoestima con 'likes', las dificultades de sobrellevar una ruptura amorosa sin revisar con discreción ninja las redes de un ex e incluso, la culpa que produce proponerse usar menos el teléfono y no lograrlo.
Las consecuencias también son físicas. La columna se resiente por todas las horas que pasamos con la cabeza gacha mirando el teléfono y los ojos sufren con el sobreestímulo que emite la luz azul de la pantalla, que inhibe la producción de melatonina, provocando que cueste conciliar el sueño. Para evitarlo, se recomienda desconectarse al menos dos horas antes de dormir.
Internet nos ha dado mucho: la posibilidad de informarnos, acercarnos a gente que está lejos, aprender y descubrir música nueva. Pero su abuso nos está robando tiempo y atención. Lo veo en mí, , y lo veo en mis amigas, cuando lo desbloqueamos cada pocos minutos en el almuerzo. Con la tecnología tan presente en nuestras vidas, es urgente dimensionar los alcances de esta realidad.
Hola, tenemos un problema
Para la sicóloga y académica de la Universidad Mayor, Dominique Karahanian, la primera consecuencia que se desprende del abuso de redes sociales es el predominio de las relaciones frágiles y que poco tienen que ver con disfrutar el aquí y el ahora. El cada vez más nombrado FOMO (Fear of missing out, o miedo a perderse algo), aunque no está patologizado como un trastorno, se levanta como un problema sólo posible en estos tiempos: la urgencia de estar en ese concierto, fiesta, tocata o cita que aparece en tu smartphone, que te puede mantener horas tirad@ en tu cama deseando estar en todos lados al mismo tiempo.
Ante una dependencia, el primer paso siempre es reconocerla. Por eso, la especialista sugiere prestarle atención a la ansiedad que provoca el teléfono. ¿Sientes que se escapa de tu control? ¿Lo revisas todo el tiempo? ¿Se te arruina el día si te quedas sin batería o señal? ¿Lo que ves en las redes invade tu vida personal, afecta tu ánimo? ¿Sientes que si no subes una foto en alguna actividad es como si no existiera, o te cuesta disfrutarla? Si es así, es probable que tengas que comenzar a tomar medidas para mejorar tus hábitos en relación a internet.
Desintoxicación digital
Igual que las dietas fugaces que buscaban eliminar las toxinas que se acumulan en el cuerpo, existen los detox digitales. Una de sus seguidoras es Kendall Jenner, que un día se juntó a cenar con su hermana Kylie y sintió que esta había interactuado más con su teléfono que con ella. Desde ese momento, decidió 'desintoxicarse', para evitar que las redes sociales invadieran toda su vida. Así, comenzó a pasar períodos sin aplicaciones en su smartphone, buscando cortar todo atisbo de dependencia. En la farándula local, el ejemplo lo dio Coté López, quien desinstaló Instagram de su teléfono, tras sentir que se estaba volviendo dependiente de la red social. Tras un mes, volvió a compartir fotos y comentarios con el millón de personas que la siguen.
Si no lo reconoces, no vale
Para tener una idea clara de tu relación con la tecnología, la respuesta puede estar en tus manos, o en tu tienda de aplicaciones. Moment (disponible para IOS) y QualityTime (Android), son aplicaciones que te permiten monitorear el uso que le das a tu teléfono, contando cuántas veces lo desbloqueas, cuánto rato lo usas en esas ocasiones y el tiempo total que pasas pegad@ a la pantalla.
A comienzos de agosto, Instagram y Facebook, en un intento por plegarse a las tendencias que promueven un uso más provechoso del tiempo en internet, incluyeron entre sus funciones la opción de seguir cuánto tiempo gastas en esas redes.
Ponerte metas (realizables):
Un detox implica cortar algo por un período acotado; sin embargo, si no se cambian los hábitos, sus beneficios sólo quedarán como una experiencia pasajera. Por eso, se recomienda partir con una desconexión entre 72 horas y una semana. En ese espacio de tiempo, elimina todo lo que te mantenga atada al teléfono (al menos en época laboral, mi Whatsapp es una herramienta de comunicación imprescindible). Sin embargo, las redes sociales, esas que entregan 'likes' y te dan la oportunidad de mirar como una voyerista al resto, nos consumen tiempo y energía.
Detox de cuatro días (spoiler: sobreviví)
Es difícil, pero se puede. Primero, hay que eliminar tus redes sociales durante cuatro días. Al principio, es difícil. Luego –y tal como advierte la psicologa Dominique Karahanian– se pasa por un período de abstinencia, donde se lucha con las ganas de mirar Instagram o fantasear con algo tan sencillo como bajar en el time line de Twitter hasta aburrirse.
Pasados dos días, se comienza a olvidarlas, a dejar de pensar qué estaríamos haciendo en internet. Cuando vuelves, decides no instalar todas las aplicaciones de nuevo en tu smartphone, para así mantener espacios libres de redes sociales. Para la psicóloga, una buena opción es poner reglas claras, como estar conectado sólo en el horario laboral. Una vez en la casa, apagar datos y wifi, transformando el más moderno de los smartphones en un ladrillo con buena cámara. Esa misma idea vale para los fines de semana.
Por último, plantéarse las cosas que nos gustaría hacer mientras no ves tu teléfono. Sal a hacer deporte, júntate con amigas, lee un libro sin interrupciones o simplemente, dale al resto la posibilidad de sostener una conversación contigo sin quedarte cada tanto mirando fijo la pantalla de tu teléfono
En países como Estados Unidos o Brasil existen centros especializados para tratar la adicción a los videojuegos, redes sociales e internet. Si se te vuelve imposible seguir estos pasos y sientes que el uso de la tecnología está afectando de manera negativa tu vida, busca ayuda profesional.
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