ENTRE LA VIDA Y EL MERCADO: LOS TRABAJOS DE LAS MUJERES

LAS MUJERES QUE ALIMENTAN LA VIDA. UNA VISIÓN DESDE EL ECOFEMINISMO

                                                                                                                            

Este post habla de la invisibilidad del trabajo de las mujeres, inspirado en algunas propuestas de las teorías ecofeministas, me ha parecido que la invisibilidad de las mujeres en puestos influyentes en la sociedad, ya se están tratando desde el punto de vista económico en muchos de los posts de la red y es interesante entender los fenómenos sociales desde este enfoque. Adjunto un enlace a una de las webs que explican la corriente de pensamiento del ecofeminismo para las personas interesadas http://www.ecoagricultor.com/que-es-el-ecofeminismo/ puedan consultarla, aunque encontraran muchas páginas más en la red

Los seres humanos somos una especie animal sujeta, como el resto de los seres vivos, a los ciclos orgánicos de la naturaleza y a los ciclos biológicos vitales. Pero nuestra capacidad de pensamiento y abastracción nos ha permitido construír una sociedad compleja y desarrollar conocimientos científicos y técnicos que nos han procurado un gran poder sobre las demás especies y sobre nuestro hábitat, el planeta Tierra.

 

Se ha dado tanta importancia a lo que nos separa del resto de los animales que ha desaparecido la conciencia de que los seres humanos también somos animales y nuestra existencia está ligada al medio natural. Con la negación del cuerpo, que alcanza su máxima expresión cuando Descartes afirma "Pienso luego existo", niega todo significado humano a la materialidad del cuerpo, a la vez que establece unas relaciones de dominio con la naturaleza. Esta negación del cuerpo lo dejó relegado al ámbito de la animalidad.

                                                                                                

Pero el cuerpo tiene unas necesidades perentorias que se han de satisfacer condición "sine qua non" para que la vida continue; las exigencias del cuerpo humano recuerdan constantemente el caracter orgánico de los seres humanos, aunque no se les otorgue reconocimiento. Volviendo al mundo de las ideas, en la Grecia Antigua se afirmaba que atender las necesidades del cuerpo era abyecta; negar el cuerpo y sus necesidades para elevarse hacia el mundo de las construcciones culturales ha sido un lugar común en la corriente principal de la filosofía occidental ( Superar el reino de la necesidad para acceder al reino de la libertad)

  

Siguiendo con los posteriores Sistemas del Pensamiento, fue Hannah Arendt https://es.wikipedia.org/wiki/Hannah_Arendt en los años 40 del siglo XX, la primera pensadora occidental que cuestionó este concepto de libertad, su posición crítica inspiró a muchas pensadoras feministas. Las ecofeministas Maria Mies y Vandana Siva consideran que la libertad no pasa por subyugar o trascender el reino de la necesidad, sino por el desarrollo de la libertad dentro de los límites de la necesidad de la naturaleza.

Pero si en el ámbito del pensamiento puede ignorarse el caracter biológico, animal, de los seres humanos, en la realidad material la vida humana es la que es y sus necesidades exigen ser atendidas para que la vida pueda continuar. En todas las épocas históricas y en todas las culturas, los seres humanos comparten las mismas necesidades; no es casual que la reflexión y el estudio sobre las necesidades humanas hayan surgido en ámbitos próximos al pensamiento ecologista, un pensamiento que cuestiona las actuales relaciones entre la humanidad y la naturaleza, los autores que defienden esta postura entienden las necesidades de la existencia humana como el motor de la existencia humana cultural ( el hombre no sólo piensa, sino existe), muy lejos de ubicarlas en el ámbito de la animalidad.

 

 

                                                                                                     

 Las necesidades humanas son, por tanto, un entramado complejo que reclama satisfacción. A lo largo de la historia de la humanidad, estas necesidades realmente han estado atendidas por mujeres, y lo han estado porque las mujeres se han hecho cargo de ellas. Lo cierto es que las mujeres han dado y han cuidado de la vida, en cualquier contexto ambiental y social, y han tenido que hacerlo calladamente, discretamente, en silencio, porque si esto hubiera sido público y notorio, el Sistema de Pensamiento habría tenido que reconocer esa realidad y, en consecuencuencia, modificarse.

                                                       

Pero ahora la sociedad y sus valores están cambiando, porque las mujeres han hecho pública la tarea que habían asumido calladamente durante años a lo largo de la historia. Desde que las mujeres hemos recuperado la palabra, desde que hemos accedido a lo ámbitos de la sociedad donde se elabora el pensamiento, nos hemos puesto a reflexionar sobre nuestra experiencia de cuidar la vida y hemos ido desvelando las características de esta tarea. Los hombres, la otra mitad de la humanidad, han levantado construcciones como puede ser el Estado, la economía, la ideología o la religión, para organizar las relaciones humanas y las han consolidado por medio de la violencia y la ley de más fuerte. Mientras tanto las mujeres han conseguido que los sacrificios constantes de vidas humanas que exigía el sistema no acabasen, con la humanidad, y también han conseguido que la vida fuera soportable a pesar de las situaciones de pobreza, de explotación y de miseria, consecuencia de los modelos económicos. De hecho, esta ha sido y continúa siendo una tarea heroica de las mujeres de todo el mundo, especialmente allí donde las condiciones son más adversas (Oriente Próximo, Africa del Sur del Sahara, Europa Oriental, indígenas de América...)

                                                                                                               

Pero también en situaciones más favorables, en la llamada Sociedad del Bienestar, el trabajo de atender a las necesidades humanas es un trabajo duro que está sujeto a ciclos biológicos repetitivos que no tienen ni principio ni fín, como los procesos naturales. Cuando se acaba, vuelta a empezar, cada ciclo vital comporta atenciones diferentes y exige disponibilidad permanente. Como dice Hannah Arendt, este trabajo, que ella llama labor, es un esfuerzo que no deja huella, ni monumento, ni ninguna obra digna de ser recordada. De ahí que haya sido posible volverlo invisible. Todavía ahora lo es para muchos de quienes reciben directamente sus beneficios, la llamada "mano invisible"

                                                                     

Existe una gran mayoría de hombres- y algunos chicos y chicas dependientes de la familia- que están convencidos de que la ropa sucia aparece limpia, doblada y planchada en los armarios por arte de magia, o que las neveras se llenan y ordenan solas o que las viviendas no se ensucian ni se desordenan, porque siempre las encuentran limpias; al atender a las necesidades de hijos e hijas no solo se satisfacen estas, sino que al mismo tiempo y en el mismo acto, se expresan los afectos que las criaturas necesitan para estructurarse psicológicamente. Sin hablar de los hombres adultos que, respondiendo al "homo economicus", pueden dedicar todo su tiempo al mundo profesional porque sus necesidades, las de sus hijos e hijas y las de las personas mayores que dependen de ellos ya están cubiertas por una mujer.

 

De manera que tanto la naturaleza, que ofrece gratuitamente los recursos naturales, como el trabajo gratuíto de las mujeres que cuidan de la vida han pasado a ser "externalidades" en relación al sistema económico; actualmente esta visión tradicional de la economía ha sido cuestionada desde la ecología, que ha demostrado el carácter abierto del sistema económico respecto de la naturaleza de la que obtiene los recursos y la energía que necesita y donde vierte los residuos y emisiones contaminantes derivadas del proceso productivo. También desde el feminismo se ha cuestionado el modelo y se ha demostrado que el sistema, para su continuidad y reproducción, necesitan los trabajos de cuidado que han realizado y realizan las mujeres. 

La naturaleza y el trabajo se encuentran, por tanto, en un lugar parecido a la economía, son los pilares fundamentales en los que se apoya el sistema. Sin estos pilares el sistema se tambalearía. La naturaleza y el trabajo de las mujeres también tienen en común que no son monetizables ¿Qué precio se puede asignar a la energía del sol o a las reservas de petróleo? Sólo es posible contabilizar los costes de acumulación, en el caso del sol, y de extracción, en el caso del petróleo, pero no el elemento 
 

Esta  invisibilidad de la naturaleza y del trabajo de las mujeres y el hecho que no sean monetizables, permite al sistema traspasar sus costes y utilizarlos como si fuesen recursos inagotables de oferta infinita.  En una civilización que ha hecho de la escisión entre cuerpo y mente la base de la humanidad, las mujeres hemos sido el puente entre ambas orillas, asumiendo e interiorizando las terribles tensiones que eso comporta y experimentando el dolor de la herida que parte por mitad a los seres humanos.

 

 

Desde esta experiencia, las mujeres podemos aportar elementos nuevos para replantear, antes de que sea demasiado tarde, las relaciones entre humanidad y naturaleza. Tenemos la claridad suficiente para plantearnos acabar con la escisión innecesaria y contribuir a conformar una humanidad donde se conceda inteligencia a la materia orgánica y corporeidad al pensamiento. La superación de esta escisión permitirá acabar con la dualidad naturaleza/cultura y todas las dualidades ficticias, y establecer con la naturaleza unas relaciones basadas en el respeto y en la convicción de que la vida es solo una y que todo mal que le hacemos a la naturaleza nos lo hacemos a nosotras mismas/mismos.