EL IMPERIO DE EVA. LA INSUMISION DE LAS MUJERES.
EL IMPERIO DE EVA
El imperio de Eva comenzó y concluyó a la sombra del Bien y del Mal. En su "NO" primordial congregó el poder de la voluntad, el inicio de la memoria, y la capacidad de crear y procrear empezando por el lenguaje: dones que, sobre la mítica pérdida del Edén, otorgaban la gracia de un camino liberador para hacer soportables el dolor, la enfermedad, el envejecimiento y la muerte: figuras sólo ideadas por Dios para castigar su desobediencia, pues nada podría igualarlas en tan espantoso terror derivado del castigo por cometer el pecado original.
Desde entonces, Eva prevaleció como cifra de inferioridad por haber cedido a la tentación de querer igualar en su poder al del supremo Creador. Insatisfecha con su situación en el mundo y con las cosas otorgadas por orden del Creador, de manera temprana la feminidad desarrolló algo parecido a un instinto de insumisión, una semilla rara y persistente en el tiempo. Para florecer y fructificar fue germinando al azar, hasta hallar condiciones para expandirse y hacer sentir como algo común, natural en el género e indivisible del pensamiento de toda mujer que un día se dió cuenta del absurdo acomodo social de "la otra mitad".
Es como si su capacidad de engendrar, cada vez más constreñida y expuesta al dictado de la razón (la imposibilidad futura de un mundo superpoblado) por el desmesurado crecimiento poblacional, la impulsara a buscar algo mejor que el silencio maternal y la dinámica hogareña: una plenitud extendida al uso de su inteligencia y sus sentimientos o formas más justas para dignificar a la humanidad.
También resulta innegable que, pese a su rebeldía y por encima de fundar otra edad, las mujeres, tarde o temprano nos plegamos a la ley imperante y, una de dos:
**Nos masculinizamos para "triunfar" haciendo propias las actitudes del dominio viril, o
**Nos confinamos en un aislamiento estéril que sólo conduce a la resignación infecunda, a la complicidad silenciosa y, en casos más radicales, incluso a la muerte, como ocurriera a Virginia Wolf https://es.wikipedia.org/wiki/Virginia_Woolf, entre tantos ejemplos de escritoras suicidas que no supieron o no pudieron fortalecer sus posibilidades de ser y estar en un mundo adverso mediante la riqueza vivificante del lenguaje.
Ni la abultada lista de diosas que pueblan las mitologías más diversas ha podido borrar ésta, la figura de riesgo y peligrosidad con la que nos marcó la primera mujer, Eva. De esa mezcla de temeridad y lucha por subsistir surgió el brote de la cultura y, con ella, una empecinada repetición en la costumbre de supeditar lo femenino a las imposiciones viriles para adueñarse de una sola dirección del destino.
Aunque las tentativas de equipararse en derechos al hombre hayan sido cambiantes y múltiples en el discurso de los siglos y aún de milenios, podría decirse que hasta el siglo XX no cobrarían fuerza los movimientos femeninos en Occidente. En la actualidad, al concluír una de las eras más turbulentas, productivas y contradictorias, la suma de logros se encamina hacia la formación de estructuras inimaginables de organización familiar, civil, religiosa y comunitaria. Éstas no necesariamente serán mejores o peores que las que nos precedieron, aunque sí inexploradas aún y hasta cierto punto esperanzadoras, sin embargo, apenas está en sus inicios.
Para obtener derechos y logros que abarcan desde lo más mínimo hasta lo significativo por su cambio de normas internas por la costumbre, tuvieron que destacar individualidades señaladas por su vigorosa personalidad que sin talento hubieran quedado en el papel asignado en el pecado original, tales como el amor a pesar del maltrato y la violencia, el papel procreador y subyugado asignado a "la otra mitad" .
Abrir camino nunca ha sido sencillo, más aún tratándose de mujeres; cualquier paso a lo diferente se vincula a la transgresión, en especial la palabra, y esta rebelión, "la rebelión de las palabras" siempre resulta incómoda, sobre todo para otras mujeres depositarias del sentimiento culpable. Por millones de generaciones se cuentan las madres, esposas, hijas que, siglo trás siglo y sin renunciar a su estado de sujetos pasivos, mujeres en la sombra, coro de lloronas y resignadas, miran pasar las hojas del calendario sin preguntarse dónde han quedado las huellas de su presencia en el mundo o si basta por sí misma la función de procrear y callar para sentirse útiles a los demás.
Más de una vez, merece la pena preguntarse, especialmente ahora, mientras la herencia del siglo XX agoniza en medio de la imparable y creciente irrupción de mujeres en todas las actividades humanas, inclusive científicas, indígenas y espaciales, cómo ha sido posible que una larga lista de diosas, vírgenes y santas presida cultos religiosos administrados sólo por hombres o qué secretas sectas se traman en países como Pakistán, Turquía o India, conocidos por su vigor masculino, para que gobiernen mujeres sobre cimientos casi intocables de desdén a lo femenino.
Es posible que entre el cúmulo de contradicciones que van desfilando en la historia se haya creado una visión fantasmal, una mujer imaginaria que puede de tanto en tanto ascender e infiltrarse en los sistemas impuestos, sin que su presencia implique transformaciones de género en el prejuicio social, Indira Gandhi, por ejemplo, es venerada y temida como una Durga https://es.wikipedia.org/wiki/Parvati#Durg.C4.81 encarnada en la visión hinduísta, pero ni su poderosa personalidad política ni su mente preclara para gobernar la segunda nación más poblada del mundo pudieron modificar la crueldad que, en todos los sentidos, se empecina en considerar a las mujeres como una presencia vital poco válida, como no sea la de arreglos matrimoniales, siempre sujeta a mercadeos de la dote y a tareas familiares implicadas en la servidumbre, desdén y una devoción maternal que perpetúa la cadena del sometimientos establecido en atención a las castas.
Con el penar a cuestas, perseguidas, golpeadas y desdeñadas incluso por otras mujeres, es indudable que las más aguerridas y sobre todo pensantes, abrieron un camino liberador desde los albores del siglo XX europeo;entre estas luchadoras sociales destacan fundamentalmente las escritoras, y es que en la palabra se registran balanceos de memoria, el conocer en presente....artistas, pensadoras, brujas de nuestro tiempo, magas...En sólo unas décadas se ha logrado lo que en milenios fue impensable.
Pasar del pensar y actuar individual como mares, hasta sumarse a otras formando océanos, atreverse a mirar a las otras equivale a reconocer la distancia que aparta la realidad del subdesarrollo, de ese otro mundo del Norte que atesoramos oportunidades vitales.
La suerte, sin embargo, está echada; ya nadie podrá afirmar ante tal evidencia de creatividad que lo femenino es una condición limitada o en desventaja.
"Lo que surja en el futuro será obra de la acción compartida, fraternal en su esencia, o la humanidad no será nada."
Comentarios
Publicar un comentario