EL SER Y EL CONOCER/ DESPEDIDA Y CIERRE
EL SER Y EL CONOCER
La única diferencia entre una vida extraordinaria y
otra común son los placeres que encontramos en las
cosas comunes
Veronique Vienne
Sabemos qué es la dicha, aunque no podamos definirla. Es una bendición espiritual que escapa a las limitaciones del lenguaje, hasta tal punto que los escritores, por sublimes que sean, no pueden hacer más que describir sus sensaciones.
A menudo pensamos que la felicidad y la dicha son lo mismo porque ambas cosas nos hacen sonreír o reír. Pero la cara sonriente que aparece cuando somos felices depende a menudo de circunstancias externas. Ocurre algo fuera del curso normal en nuestro repetitivo día a día y, de repente, la vida ya no es tan monótona. Nos han concedido un crédito, encontramos trabajo, tenemos una racha de suerte, cerramos un trato o ponemos una fecha para hacerlo.
Sin embargo si dentro de seis semanas, el acuerdo se complica y no se celebra la boda, ya no seremos tan felices; de hecho, eso que llamamos "felicidad" depende en buena medida de los caprichos o decisiones de otras personas.
En cambio, en la dicha no intervienen las demás personas, los lugares, ni las cosas, la dicha se nos concede como un estado de gracia, los momentos de dicha se manifiestan como sensaciones viscerales de alegría inexplicable, por lo poco acostumbrados que estamos a los placeres sostenidos.
Por suerte, la dicha no discrimina a los que deciden quedarse en un empleo que no les gusta o seguir con una relación que pasa por un mal momento. La dicha es privada, peculiar y profundamente personal. Los acontecimientos que desencadenan esos momentos no requieren la presencia de nadie ni cuestan dinero; necesitarán, no obstante, de nuestra predisposición activa a experimentar cada día hasta que goces con tus propios estímulos.
DESPEDIDA Y CIERRE
Con este sencillo post, comunico, que por razones de búsqueda de dicha personal en todos los niveles, académicos ya que en San Sebastián empiezan los Cursos de Verano,
con temas siempre interesantes y también porque, de cuando en cuando el cuerpo avisa que la batería necesita ser recargada, vuelta a llenar para luego poder vacíar en nuevos temas, en nuevos retos para compartirlos con vosotros, compañeros de un invierno intenso, voy a descansar temporalmente de editar ¿hasta cuándo?.
Hasta pronto y el cuerpo avise que hay algo que dar. Se que los primeros días, esta actividad convertida en dicha diaria, me llamará, por lo que os seguiré a los que estoicamente manteneis esta red viva y vibrante.
Os deseo que el verano sea fuente de dicha interior y que el exterior os procure momentos de felicidad ¿fugaz? Sí, pero sin menospreciarlos.
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