UNA EDUCACIÓN EN TÍ MISMA
UNA EDUCACIÓN EN TÍ MISMA
Eres el único tipo de conocimiento
que no se enseña en ninguna escuela
Eres una educación en tí misma
En los años veinte, treinta y cuarenta, cuando la pantalla plasmaba la buena vida en glorioso blanco y negro, el mayor cumpido que podír recibir una mujer era que la considerasen "una mujer distinguida". No era un elogio frecuente y la belleza, el glamour, el dinero o la fama no garantizaba que fueras una mujer con clase..
Una señora con clase iluminaba todas las estancias en las que entraba con la irresistible levedad de su ser y, precisamente por eso, la vida siempre parecía una comedia romántica, incluso cuando no lo era.
"En las señoras distinguidas se unen el espíritu y el estilo" explican la diseñadora de moda Cynthia Rowrely y la editora de las páginas de estilo del New York Times Ilene Rosenzweig en su libro "Sewl: A Girl's Guide to the Good Life" (Una señora con clase: Una guía femenina para la buena vida"), una generosa guía para "navegar por el mundo con un leve contoneo y mucha gracia".
Y para hacerlo necesitamos un poco de Educación Superior en las cosas que realmente importan: jugar a los dados, soltar una ocurrencia que haga a tus compañeros partirse de risa, preparar un delicioso café en la hoguera de la acampada, cambiar tú sola la rueda pinchada sin sudar, ni ponerte histérica, etc.
Sí, tu puedes.
¿Qué tienes que aprender?
Convertirse en una señora con clase no es coser y cantar. El secreto para llegar a ser una señora con ese toque de distinción consiste en atreverse a probar cosas que no has hecho nunca y a hacerlas a tu manera. Sólo tú decides lo que es adecuado y lo que no lo es.
¿ De qué maneras dificutamos la dicha? Muy a menudo, a través de la ignorancia, aunque demos otro nombre a los obstáculos que nos impiden gozar. Formados por malos hábitos, estos secuestradores de almas se caracterizan por cambiar de identidad tan pronto como los reconocemos; a veces se necesita un ignorante para descubrir otro.
Querer lo que no se tiene
No querer lo que se tiene
Ver el mundo como un lugar hostil
Creer que la vida es difícil
Depender excesivamente de los acontecimientos externos para iniciar cambios
Creer que el dinero es la solución
Creer que las cosas nunca cambiarán para mejor
La fatiga
No comer bien
No hacer ejercicio
No hacer caso a tu cuerpo
Encontrar contiuamente defectos en tu propio cuerpo
Sentir que no mereces la felicidad, el amor o el éxito
No saber quién eres
No saber qué amas
Aborrecerte a tí misma
No reconocer las conductas adictivas o que crean dependencia
La adicción al trabajo intentando controlar todas las cosas
El perfeccionismo
La falta de humor
La incapacidad para reírte de tí misma
La timidez en las relaciones sociales
La falta de espontaneidad
Pensar que no tienes bastantes experiencias......
Y hay muchas, muchas más. Resulta asombroso pensar que todos esos obstáculos a la dicha se han vuelto tan familiares, que ni siquiera los notamos. "La inventiva del autoengaño no se agota nunca"
En esta semana, elige un obstáculo a la dicha e intenta cambiar esos hábitos controladores por los de satisfacción.
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