LAS ESTACIONES DEL CUERPO
LA OBSESIÓN ACTUAL POR MANTENERSE EN FORMA
La obsesión actual que hay por mantenerse en forma a través del ejercicio no hace más que deformar nuestro cuerpo y nuestros músculos, mediante unas posturas y unos esfuerzos totalmente antinaturales.
Thérèse Bertherat, terapeuta francesa, cuya teoría ha revolucionado la vida de miles de personas, nos da los consejos necesarios para aprender a descubrir nuestra forma concreta y realmente armoniosa, sin sacrificios inútiles pero con perseverancia
¿QUIÉN ES THERESE BERTHERAT?: CREADORA DE LA PEDAGOGIA CORPORAL
Thérèse Bertherat, creadora de la anti-gimnasia®, nació en Lyon en 1931. Después de una infancia difícil, a los treinta y seis años de edad y con dos hijos de cuatro y seis años, enviudó. A la edad de treinta y cinco años, su marido, un hombre inteligente, brillante, con un prometedor futuro profesional en el mundo de la psiquiatría, había sido asesinado en el hospital por uno de sus enfermos.
“Situaciones como ésta desencadenan una terrible descarga de adrenalina. Uno tiene que decidir si morirse o continuar viviendo”, cuenta Thérèse Bertherat. Ella decidió vivir. Muy pronto conoció a una mujer, Suze L., que hacía un tipo de gimnasia en la que utilizaba pequeñas pelotas. Los movimientos eran suaves, sencillos y novedosos. Entusiasmada con este hallazgo, decide emprender la carrera de fisioterapia, pero lo limitado de la enseñanza le decepciona. “Se estudiaba el cuerpo músculo a músculo, hueso por hueso, pero nunca en su conjunto: siempre por partes, y lo mismo ocurría con los tratamientos”. Fue entonces cuando conoció a Françoise Mézières, una fisioterapeuta que había elaborado un enfoque revolucionario de la anatomía. Una visión de conjunto, que mira el cuerpo como un todo en el que cada elemento depende de los demás.
Thérèse Bertherat se formó en su método, pero no se detuvo ahí; siguió adelante con su propia investigación. Estudió y analizó otras terapias corporales: la bioenergética, la eutonía, el rolfing, la gestalt, la acupuntura y las teorías de la medicina china, que vinieron a completar su conocimiento de los grandes psicoanalistas, de Freud a Jung, pasando por los trabajos de Wilhelm Reich. Pero, sobre todo, trabaja con sus pacientes y pone a punto, poco a poco, su propio método, la anti-gimnasia®. Hoy en día, Thérèse Bertherat se dedica a formar nuevos profesionales de anti-gimnasia® por todo el mundo.
Thérèse Bertherat, creadora de la anti-gimnasia®, nació en Lyon en 1931. Después de una infancia difícil, a los treinta y seis años de edad y con dos hijos de cuatro y seis años, enviudó. A la edad de treinta y cinco años, su marido, un hombre inteligente, brillante, con un prometedor futuro profesional en el mundo de la psiquiatría, había sido asesinado en el hospital por uno de sus enfermos.
“Situaciones como ésta desencadenan una terrible descarga de adrenalina. Uno tiene que decidir si morirse o continuar viviendo”, cuenta Thérèse Bertherat. Ella decidió vivir. Muy pronto conoció a una mujer, Suze L., que hacía un tipo de gimnasia en la que utilizaba pequeñas pelotas. Los movimientos eran suaves, sencillos y novedosos. Entusiasmada con este hallazgo, decide emprender la carrera de fisioterapia, pero lo limitado de la enseñanza le decepciona. “Se estudiaba el cuerpo músculo a músculo, hueso por hueso, pero nunca en su conjunto: siempre por partes, y lo mismo ocurría con los tratamientos”. Fue entonces cuando conoció a Françoise Mézières, una fisioterapeuta que había elaborado un enfoque revolucionario de la anatomía. Una visión de conjunto, que mira el cuerpo como un todo en el que cada elemento depende de los demás.
Thérèse Bertherat se formó en su método, pero no se detuvo ahí; siguió adelante con su propia investigación. Estudió y analizó otras terapias corporales: la bioenergética, la eutonía, el rolfing, la gestalt, la acupuntura y las teorías de la medicina china, que vinieron a completar su conocimiento de los grandes psicoanalistas, de Freud a Jung, pasando por los trabajos de Wilhelm Reich. Pero, sobre todo, trabaja con sus pacientes y pone a punto, poco a poco, su propio método, la anti-gimnasia®. Hoy en día, Thérèse Bertherat se dedica a formar nuevos profesionales de anti-gimnasia® por todo el mundo.
Therese Bertherat escribió varios libros dando a conocer su método, en algunas ocasiones sola y en otras con su maestra Francoise Mézieres.
Ahora paso a transcribir un extracto, que es el que me ha parecido que refleja más fielmente la filosofía de la antigimnasia. Corresponde al libro "Las estaciones del cuerpo".
"El cuerpo tiene sus estaciones. Tiene estaciones para descansar, para activarse; hay estaciones para recordar, para cuidarse y sanar. Algunos astrólogos afirman que tenenemos un "cumpleaños" cada mes. Según hayamos nacido con luna nueva, en cuarto creciente, en cuarto menguante o en luna llena, cuando vuelve la fase lunar del día de nuestro nacimiento, estamos mejor alineados con los ritmos cósmicos.
Nuestro cuerpo tiene sus horas del día y de la noche. Nuestros sentidos tienen su estación favorita. El olfato se expande en otoño, por ejemplo y la vista en primavera. El oído prefiere el invierno y el gusto en verano. Esto es lo que nos enseña la medicina tradicional china.
Nuestros órganos tienen su estación. El corazón se activa en verano, por ejemplo, el hígado en primavera, los pulmones en otoño y los riñones en invierno. Los músculos, los huesos, las uñas, la piel, la sangre, las glándulas internas, conocen los ritmos precisos para activarse, repararse, renovarse. De hecho, todo lo que está vivo en nosotros, a nuestro alrededor, posee sus ritmos, puesto que la "ritmicidad" es la propiedad primordial de los tejidos vivos.
A veces esos ritmos sin muy lentos, duran varios años, a veces son breves, de una fracción de segundo. Con mayor frecuencia son ritmos que corresponden al tiempo de rotación de la tierra alrededor del sol, un año........
.....En el origen de todas las civilizaciones arcaicas se encuentra, dicen, una concepción de los seres de acorde con la naturaleza. En Europa, en Africa del Norte, los arqueólogos han descubierto instrumentos similares a los de la medicina china, lo que permite creer que ese saber era compartido, hace doscientos cincuenta siglos, por otros pueblos primitivos de nuestras regiones. Las prácticas arcaicas se perdieron. Los conquistadores quizás griegos o romanos, llegaban con otros conceptos más "modernos". Las poblaciones vencidas se sometieron, esforzándose por olvidar sus conocimientos.
¿QUIÉN DIJO QUE EL OTOÑO ES EL MEJOR MOMENTO PARA COMENZAR?
Otoño es el momento de la reanudación de las actividades. Todo el mundo regresa, los escolares, los políticos, se abren los comercios, tú, yo, todo el mundo. De hecho deberíamos hacer al revés, salir, tomar el aire, descansar. Hacemos todo al revés ¿Por qué iniciar algo cuando las hojas de los árboles están cayendo, cuando la savia regresa a la tierra, cuando el inn, la fuerza fría y calma de las aguas nos invade?.......
............... Los biólogos saben que en invierno nos cansamos más, que somos más vulnerables, sensibles a los virus, a las enfermedades. En invierno nuestro cuerpo necesita reposo; no disponemos de todos nuestros medios. Una parte está ocupada en curar, en reparar. El resto no está disponible para ir al exterior.
De hecho, el cuerpo está regulado para otra vida, para la vida de antes, la vida del campo. Está regulado como en el tiempo en que las ciudades no existían. Las ciudades son un invento reciente bajo el sol, de hace algunos siglos. Las células no tienen en cuenta lo que para ellas es una novedad, un objeto de moda, por decirlo así. Las células funcionan de acuerdo con ritmos que están regulados desde hace más de un millar de años. Una parte de ese tiempo, nuestros ancestros la pasaron en los campos. En verano se activaba el sol, para las cosechas. Terminado el verano, sembraban y en invierno se retiraban a una brigo, descansaban.......
....Somos capaces de reciclar el vidrio, el papel, reciclamos nuestros conocimientos profesionales, pero no podemos reciclar nuestras células vivas. Aún no..
Por otra parte, salvo algunos investigadores ¿quién se ocupa por saber si nuestro cuerpo está rimado, o aún, si tiene ritmos? Tenemos los ojos fijos en la punta de los zapatos; cuando levantamos la cabeza chocamos la mirada con las luces artificiales y si insistimos quedamos deslumbrados como mariposas nocturnas.
A veces es diferente...Hay gente que se detiene, se toma tiempo para reflexionar, para escucharse: si sufre, lo hace con buena voluntad. Deja de correr, de hacerse daño, de forcejear como un animal herido caído en el fondo de un agujero.
No están inactivos, al contrario, pero por un tiempo su actividad es diferente. Comienzan con escuchar a su cuerpo, le preguntan suavemente sobre sus necesidades, sus deseos y escuchan sus respuestas....Entrevén una vida secreta intensa, que no sospechaban, descubren nuevos lazos entre sus pies y su espalda, su vientre y su cuello, por ejemplo. No es fácil, no lo es, pero si se sufre, se está, por desgracia, bien motivado.
A veces algunas personas son ayudadas por especialistas que se prestan a las exigencias de una experimentación rigurosa. Por ejemplo, cada cuatro horas, deben controlar su temperatura, se enteran de que algunos medicamentos en ciertos momentos son ineficaces, pero son eficaces en otros, y que esto depende de que tu corazón no tiene las mismas pulsaciones a lo largo del día, que su respiración no tiene la misma amplitud. Aprenden a reconocer sus momentos favorables y sus momentos críticos.
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Y...cuando no te encuentres bien,....me duele aquí o allá, la cabeza no me deja en paz que sepas que son avisos de que tu cuerpo te está hablando, para y escúchale.
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