SONATA DE OTOÑO
SEPTIEMBRE
Otoño nos pide que nos preparemos para el futuro, que seamos sabios, guardando y almacenando. Pero también nos pide que aprendarnos a desapegarnos, que reconozcamos la belleza de lo frugal
B.W. Overstreet, 1947
Otoño nos pide que nos preparemos para el futuro, que seamos sabios, guardando y almacenando. Pero también nos pide que aprendarnos a desapegarnos, que reconozcamos la belleza de lo frugal
B.W. Overstreet, 1947
LoS dulces crepúsculos de septiembre nos recuerdan lo difícil que es a veces distinguir entre la mala suerte y los nuevos comienzos. Septiembre es un mes de pérdidas por el que hay que dejarse llevar y aprender a elegirlas y evaluarlas. Todavía estamos a tiempo de dejarnos llevar por cómodas siestas, con retiros personales, con días llenos del olor de las manzanas, dejémonos, pues, no abandonar repentinamente las pasiones veraniegas; el único pecado de la vida es un día sin deseo y una noche sin agradecimiento.
EVALUANDO LAS PÉRDIDAS
Afrontamos mejor las grandes pérdidas- la muerte, el divorcio, las deudas o las enfermedades debilitantes- que los embates diarios de las pequeñas pérdidas. Las grandes pérdidas nos hacen reaccionar; la letanía de pequeñas pérdidas nos abofetea psíquica y físicamente. Sin embargo, existe un "arte de perder" y no es difícil dominarlo. En realidad, muy a menudo, hay tantas cosas que llevaban tiempo con la intención de perderse, que su pérdida no se convierte en ningún desastre.
Muchas veces reaccionamos sin reflexionar y, de este modo, elevamos lo insignificante a la categoría de influyente, de lo que realmente cuenta en la calidad de nuestra jornada. La próxima vez que nos sintamos frustrados delante de una ventanilla, bloqueados en un atasco de tráfico, o a la cola de la caja del supermercado se eternice piensa si lo recordarás al final del día. Si la respuesta es "probablemente no", no hay que pensar más en ello a menos que la situación te siga rondando la cabeza y puedas hacer algo por mejorarla.
Poco a poco, y con estos ejercicios notaremos una diferencia en cómo reaccionamos a las cosas: lo insignificante lo seguirá siendo y tendremos más energía psíquica para afrontar las cosas importantes.
Por ejemplo ¿Existe algo que nos guste más que hacer planes? Nos encanta organizarnos de cabo a rabo, trasvasamos del lado derecho del cerebro al lado izquierdo del calendario y establecemos prioridades de arriba a abajo. Se siente un gusanillo cuando cogemos un bolígrafo y un papel en blanco sin estrenar ¿a qué se debe esa reacción?. A que refuerza nuestra alucinación de "tener el control?"
Y ¿qué sucede entonces? Que la vida, esa serie de acontecimientos inesperados y sin aparente conexión, trastoca nuestra agenda de actividades, tan razonablemente establecida; con mucho esfuerzo, superamos lo inesperado con mucho estilo; pero luego, cuando hemos salvado el día y hemos recuperado el aliento, volvemos a empuñar el boli como si de un arma se tratara para añadir unas correcciones con el resultado, normalmente, de que nuestra agenda de la semana o del mes queda aún más sobrecargada.
A veces, parece que cuanto más se planifique, más se atraiga una feroz oposición psíquica. Da la impresión de que algo o alguien esté decidido a volcar la mesa y ehar a rodar las exigencias del hogar, del trabajo, de las finanzas, de los hijos, del amor, el deber o el sentimiento de culpa, de los compromisos previos, de los anhelos intensos, del descanso y de la salud. En el antiguo libro sagrado hindú de Los Upanisahad, está escrito que el alma es "la fiscalizadora interior", "la que controla todas las cosas" ¿Será que cuánto más se planifica menos se vive?
Sólo existen tres catalizadores de los cambios: la crisis, el azar y la indecisión, con frecuencia se asocia el azar con el caos y el control con la decisión, pero si lo que nos sucede es que estamos en el suelo rodeados de mil y un planes echados a perder, creo que no ha sido el azar lo que nos ha metido en este lío; en cambio la decisión nos puede sacar de él. A menudo, las circunstancias pueden estar fuera de nuestro control, pero rara vez está fuera de nuestro alcance tomar decisiones.
Lo que se requiere es cambiar de enfoque, tomar un rumbo radical. Hacer un experimento : ¿Cómo sería nuestra vida si no planeáramos nada la semana que viene? Dedicarse a hacer nuestros asuntos, pero no hacer planes ni añadir nada extra; ni una más apuntada en el márrgen de la agenda del día. Olvídate de quedar con nadie más o de acceder a hacer nada que no te ilumine la cara con una sonrisa. Decídete por hacer una pauda y permanecer inactivo/a.
No haremos nada, salvo observar cómo el destino y en particular el nuestro propio, evoluciona por sí solo. Por una semana, o el tiempo que decidas, deja que sea lo fortuito lo que te guíe: los misterios sublimes de la vida sólo se convierten en los de la vida cotidiana cuando insistimos en crear una impronta detallada de no dejar nada al azar, y menos nuestra felicidad.
¿Quíén debe decidir entre el "déjalo estar" y el "fuérzalo"?. Hoy puedes tomar esta decisión milagrosa que cambie tu vida. Está en tus manos.
Si has llegado en la lectura de este post hasta el final, te habrás dado cuenta que aunque en un primer momento puede que esta forma de llevar tu vida sea un eureka!, y luego te das cuenta que en el mundo frenético que nos empuja, que parte del más próximo (tu pareja, tu familia, tu jefe, tu proyecto), hasta lo más lejano no te va a procurar el inmenso placer del disfrute de que la vida fluya. Prueba un sólo un día y ya verás como al segundo tu pareja, tu jefe, tu amigo de salir a correr, te dice...oye ¿te pasa algo? Te encuentro raro. Se acabó el sueño.
Por eso este post se titula una "sonata de otoño", porque una sonata es una pieza musical completa que utiliza dos temas generalmente contrastantes. ¿Podemos jugar en nuestra vida con un la ficción de un sueño ó toparnos de frente con la realidad que se impone? LA DECISIÓN ES TUYA
Por ejemplo ¿Existe algo que nos guste más que hacer planes? Nos encanta organizarnos de cabo a rabo, trasvasamos del lado derecho del cerebro al lado izquierdo del calendario y establecemos prioridades de arriba a abajo. Se siente un gusanillo cuando cogemos un bolígrafo y un papel en blanco sin estrenar ¿a qué se debe esa reacción?. A que refuerza nuestra alucinación de "tener el control?"
A veces, parece que cuanto más se planifique, más se atraiga una feroz oposición psíquica. Da la impresión de que algo o alguien esté decidido a volcar la mesa y ehar a rodar las exigencias del hogar, del trabajo, de las finanzas, de los hijos, del amor, el deber o el sentimiento de culpa, de los compromisos previos, de los anhelos intensos, del descanso y de la salud. En el antiguo libro sagrado hindú de Los Upanisahad, está escrito que el alma es "la fiscalizadora interior", "la que controla todas las cosas" ¿Será que cuánto más se planifica menos se vive?
Sólo existen tres catalizadores de los cambios: la crisis, el azar y la indecisión, con frecuencia se asocia el azar con el caos y el control con la decisión, pero si lo que nos sucede es que estamos en el suelo rodeados de mil y un planes echados a perder, creo que no ha sido el azar lo que nos ha metido en este lío; en cambio la decisión nos puede sacar de él. A menudo, las circunstancias pueden estar fuera de nuestro control, pero rara vez está fuera de nuestro alcance tomar decisiones.
Lo que se requiere es cambiar de enfoque, tomar un rumbo radical. Hacer un experimento : ¿Cómo sería nuestra vida si no planeáramos nada la semana que viene? Dedicarse a hacer nuestros asuntos, pero no hacer planes ni añadir nada extra; ni una más apuntada en el márrgen de la agenda del día. Olvídate de quedar con nadie más o de acceder a hacer nada que no te ilumine la cara con una sonrisa. Decídete por hacer una pauda y permanecer inactivo/a.
No haremos nada, salvo observar cómo el destino y en particular el nuestro propio, evoluciona por sí solo. Por una semana, o el tiempo que decidas, deja que sea lo fortuito lo que te guíe: los misterios sublimes de la vida sólo se convierten en los de la vida cotidiana cuando insistimos en crear una impronta detallada de no dejar nada al azar, y menos nuestra felicidad.
¿Quíén debe decidir entre el "déjalo estar" y el "fuérzalo"?. Hoy puedes tomar esta decisión milagrosa que cambie tu vida. Está en tus manos.
Si has llegado en la lectura de este post hasta el final, te habrás dado cuenta que aunque en un primer momento puede que esta forma de llevar tu vida sea un eureka!, y luego te das cuenta que en el mundo frenético que nos empuja, que parte del más próximo (tu pareja, tu familia, tu jefe, tu proyecto), hasta lo más lejano no te va a procurar el inmenso placer del disfrute de que la vida fluya. Prueba un sólo un día y ya verás como al segundo tu pareja, tu jefe, tu amigo de salir a correr, te dice...oye ¿te pasa algo? Te encuentro raro. Se acabó el sueño.
Por eso este post se titula una "sonata de otoño", porque una sonata es una pieza musical completa que utiliza dos temas generalmente contrastantes. ¿Podemos jugar en nuestra vida con un la ficción de un sueño ó toparnos de frente con la realidad que se impone? LA DECISIÓN ES TUYA
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