EL ARTE DE CONVERSAR (La conversación examinadada con lupa)


                         

LA CONVERSACIÓN EXAMINADA CON LUPA

 

Distinguimos dos tipos de conversaciones que muchas veces se mezclan:
1. La conversación de puro entretenimiento
2. La conversación de negocios o con un objetivo preciso ( de la que tratamos en el post de ayer lunes)

Para la conversación de entretenimiento, las reglas son muy distintas que para la conversación de negocios o de objeivo predeterminado. La primera la podemos asemejar a un deporte o juego, un contraste de "estado de ánimo de distintas personas, de sus ideas y sentimientos, sin que sea necesario la verificación de las ideas, ni la dilucilación de un tema, ni la búsqueda en común de una solución a un problema: es un coloquio o divulgación distendida"


Estas conversaciones tienen lugar en excursiones, tertulias o recepciones. Cuando decimos de alguien que es un buen conversador no significa sino que sabe entretener con agrado la conversación; una de esas conversaciones de la que los interlocutores guardaran un grato recuerdo. Esta simple conversación pasa con agilidad de un tema a otro, porque en ella lo importante no es el tema, sino el contacto entre personas. En estos coloquios es una descortesía abordar con seriedad brutal un tema o debate u obligarle al interlocutor a tomar una decisión.

Ya vemos que sigue unas normas muy distintas a la de ayer, a la de negocios, que transcurre ateniéndose a normas rigurosas de manera muy distinta a la de una fiesta o acontecimiento social. Éstas conversaciones agotan, al revés de las que no tienen un objetivo que son gratas y cada vez menos frecuentes.

                                               

SECRETOS PARA EL EXITO DE UNA BUENA CONVERSACIÓN

El modo y la forma de conversar ejerce siempre un influjo definido en el interlocutor. No será siempre el mejor, a veces será muy distinto de lo que creemos.

Frecuentemente el primer paso hacia el fracaso de la conversación se da cuando el conversador desconcierta o sorprende con su tema al interlocutor. (¿De donde vienes? Manzanas traigo, es un refrán para expresar esta situación que utilizamos en mi tierra). El interlocutor está desprevenido; el momento no es el adecuado. Constituye un auténtico allanamiento de morada, iniciar una conversación a la brava, sin rodeos. Se siente uno avasallado, sin tiempo de reaccionar y tomar postura ante el problema.

                    

El que lleva la iniciativa en la conversación hará bin en poner por delante una zona de protección que haga, po rdecirlo así, de amortiguador de choques. Es un proceso que tiene cierta semejanza con el enganche de dos vagones. Si rodaran sin la protección de los parachoques, la carrocería sufriría a cada paso. Eso no significa que a cada conversación hayan de preceder largas parrafadas anodinas, pero no debe omitirse porque el otro, de lo contrario, lo tomará como un allanamiento de morada.

Esta zona de contacto no es solo la fase en que los interlocutores llegan a conocerse, para el que lleva la conversación es el amortiguador para el tema central de la conversación. Con ella puede lograrse suscitar tal simpatía que el interlocutor quede bien dispuesto para el tema principal. Es un camino que lleva de trivialidades agradables, y a través de ampliamente tácticamente acertadas, hasta la puerta de acceso al tema central.

                          

Este esquema es correcto, pero un tanto escueto si queremos formarnos una idea del estilo y eficacia de una buena conversación. Las conversaciones que discurren con fluidez se llaman " de forma aerodinámica". Se denomina de esta forma ya que la figura mostraría que el comienzo y el final de la conversación presentan alguna semejanza. También ésta tiene caracteres propios; porque el final de una conversación frecuentemente significa el punto de enlace con la entrevista siguiente.

                             

El éxito del diálogo se contiene en este poco de filosofía psicológica: los estimulantes u "hormonas" con que el conversador hace que el interlocutor entre "en calor" (para que responda o tome parte activa en el diálogo) deben lograr que se produzca la reacción esperada y deseada por el que lleva la iniciativa en la conversación. En otras palabras: el interlocutor sólo reaccionará correctamente, si el que dirige la conversación acierta en la elección de "estimulantes".


 

Para ello es preciso llegar a conocer rápidamente la personalidad del interlocutor. La acertada orientación dada a la conversación va indisolublemente unida a un profundo conocimiento de los procesos anímicos y para quien la psicología del comportamiento es un libro cerrado con siete sellos, al que cuando habla, no tiene en cuenta el juego del estímulo acción- reacción, los éxitos en la conversación le serán totalmente causales.

                            

Resumen:

1ª La fase de contacto facilita el desarrollo del coloquio
2º A la fase conclusiva de la conversación le corresponde una importancia especial porque puede servir de punto de enlace para posteriores cotactos 

 


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