LA FUNCION DEL RUMOR EN LA COMUNICACION SOCIAL
EL RUMOR: EPIDEMIA O NECESIDAD SOCIAL
"Luchar contra un rumor es lo mismo que tratar de embotellar la niebla"; es el rumor, por una parte uno de los fenómenos sociales más antiguos y, por otra, una de las formas de comunicación más movilizadoras. Pero no se sabe gran cosa de él: ni siquiera se ha logrado emitir una definición satisfactoria. Comunicación que pasa de boca en boca, información sin verificación oficial, declaración falsa destinada a ser creída, noticias sin fundamento....estas son algunas maneras de describirlo.
La línea de separación entre información y rumor es totalmente subjetiva: es el resultado de nuestra propia persuasión; cuando una persona queda convencida por un mensaje comunicado por un amigo, colega o pariente, considera que se trata de información. Si, en cambio, le asalta la duda, calificará el mismo mensaje de rumor; he aquí la paradoja: tan pronto como un rumor es etiquetado de "rumor", deja de transmitirse. Sin embargo, si no es reconocido como tal, sigue su camino.
En el fondo, nos encantan los cotilleos, el mercado negro de la información, y curiosamente los estudios sobre penetración de los rumores ponen de manifiesto que la inteligencia es muy permeable a los mismos. El tópico según el cual sólo los pobres de espíritu creen en ellos queda constatado cuando se le define como una información no oficial; porque ¿cómo demostrar que la inteligencia es lo que es?.
Pues precisamente distanciándose de las informaciones oficiales distribuídas al gran público por los medios de comunicación. La pertenencia de una serie de iniciados se demuestra sabiendo lo que los demás ignoran, lo que hay debajo de las apariencias, lo oficioso y lo no oficial. Por su misma estructura, la inteligencia está siempre al acecho de los rumores: más aún cuando alguno de ellos se confirma.
Al principio, un rumor se expande exponencialmente hasta que casi todos lo han oído, luego, la tasa decae velozmente, a medida que las personas dicen: "ya lo conozco". Así, medir el tiempo que un rumor permanece, su penetración en la población, su velocidad de circulación, su evolución, el papel de los miembros del grupo en la difusión del rumor, etc. son los factores a tener en cuenta para investigar este fenómeno de la comunicación.
Sin embargo, a lo que la gente da importancia es a la fuente, "remontarse a las fuentes" es un postulado cuando se quiere dar veracidad a un rumor, pero realmente las fuentes somos nosotros. Hay rumor porque, trás haberlo oído, nosotros volvemos a hablar del asunto; y generalmente añadiéndole algún ingrediente más que refuerze la supuesta autenticidad, ya que la evolución de su contenido no es debida a distorsiones de nuestra memoria, sino a la aportación de los comentarios realizados a través del proceso.
Cabe resumir todo esto en una fórmula:
RUMOR= IMPORTANCIA X AMBIGUEDAD. Se trata de una relación multiplicativa: si la importancia es nula o si el suceso es totalmente unívoco, no habrá rumor.
El valor de la información explica que haya tantos rumores en la Bolsa, en los hipódromos, en las empresas, en la política, en los pueblos e incluso en la casa donde vivimos: lo más próximo es lo que más nos afecta. Y cuanto más chocante y más siniestro, mejor que mejor.
Decir que un sacerdote ha ayudado a un pobre, es lo normal en nuestro mundo cotidiano, pero saber que un cardenal ha muerto en la cama con una prostituta, que un personaje respetado lleva una doble vida...sería una información realmente valiosa, ya que se produce la ilusión de que estamos ante la verdad oculta.
Hay estudiosos de la Comunicación que afirman que el rumor tiene un efecto perverso y puede adquirir la apariencia de una enfermedad del cuerpo social, de un cáncer mental.
Pero para otros, su difusión no es debida a la locura a alucinación colectiva, sino a las reglas que fundamentan la vida social: la confianza en nuestros próximos y en los medios de comunicación, en principio, fiables. Si bien cuando un personaje público es objeto de un rumor, según las leyes de aprendizaje, lo mejor que puede hacer es no aclararlo, ni desmentirlo (en ambos casos se reforzaría su circulación), una empresa o entidad debería aclararlo a los responsables de los medios de comunicación, que actuarán como filtro o barrera en la difusión del mismo. Mas aún. impedirán el mimetismo de ciertas mentes maquiavélicas o realmente enfermas.
Abrir la caja de Pandora de los hechos insospechados, las verdades ocultas o de lo inconfensable es, paradójicamente, lo que deben de perseguir los profesionales de los mass-media.
Corresponde a los receptores o lectores, contertulios, a todos en general, ya que todos somos responsables de su transmisión, prestar atención a ese mal necesario y omnipresente que es el rumor: "Dime en qué rumor crees o descrees y te diré donde te has formado o deformado".
Comentarios
Publicar un comentario