EL CRECIMIENTO EN VALORES (II). LA SALUD EN EL NIVEL EMOCIONAL

LA SALUD EN EL NIVEL EMOCIONAL

Este es el segundo post de la serie "CRECIMIENTO EN VALORES". El lunes hice la introducción y ahondamos sobre los Principios de la SALUD FÍSICA, hoy lo haré sobre los Principios de la Salud en el NIVEL EMOCIONAL. (*si buscais el anterior post, no lo encontrareis, ya que por una equivocación lo eliminé pensando que era un borrador, pero lo básico para entender el crecimiento en valores es que cualquier progreso personal se produce desde el bienestar, de modo que para crecer interiormente es necesario progresar desde los valores positivos que nos construyen; crecer en valores implica averiguar lo positivo que hay en cada uno, aquello que nos singulariza y potenciarse en ello. Para ello es necesario preguntarse y sentir sobre nuestro actuar esencial, lo que realmente sentimos que debemos hacer, para lo que estamos hechos. También es importante identificar cuál es nuestra necesidad principal- confiar en los demás, ser libres, ser capaces de sentir emociones positivas y negativas....)

  

La idea de salud se planteaba como una relación armónica y equilibrada entre los campos energéticos que forman el ser humano. Estos campos son:

**Fisico

**Emocional

**Racional

**Relacional

**Espiritual 

Esta idea de salud partía de la base de que la materia se forma a partir de la energía de modo que cualquier malestar físico, cualquier enfermedad que se localiza en el cuerpo, se ha producido antes en alguno de los campos energéticos mencionados, o en ambos a la vez. 

 

La energía que liberamos, recorre el siguiente camino:

• Atraviesa el cuerpo
• Despues pasa al nivel emocional (del que se trata el post de hoy)
• Seguidamente pasa al nivel mental
• El siguiente nivel es el relacional
• Finalmente la energía termina en el nivel espiritual

Las emociones dan soporte a las ideas. Una autoestima equilibrada es el resultado de una buena gestión de las emociones. La autoestima es la fidelidad que mantenemos a nuestra pauta de conducta; de modo que conviene conocer cual es esa pauta y trabajar para mejorarla. 

Es garantía de buena salud emocional no negar el dolor físico ni psíquico y, utilizarlo en cambio como aliado en la búsqueda del origen de los problemas presentes. Esto implica no negar los sentimientos positivos y negativos que tenemos sobre nosotros mismos; reconocer que nos sentimos mal o bien por la causa que sea y saber comunicarlo es un principio básico de la salud emocional.

                                                                                                                                     

Este nivel atiende principalmente a:

• La autoestima: el sentimiento interior
• Las sensaciones que procuran las relaciones con el entorno y los comportamientos derivados de ellos

**La autoestima

La autoestima se refleja en las relaciones con el entorno; la salud emocional depende del reconocimiento que los demás hacen de nuestra propia personalidad, de nuestras acciones o de las ideas que expresamos: constituye el primer eslabón del crecimiento.

Una baja autoestima equivale a un desprecio hacia uno mismo y una buena autoestima implica el reconocimiento de las virtudes propias. En la baja autoestima parte de la energía que genera el sentimiento negativo se dirige al nivel mental creando la autocrítica, que a su vez reprime más el sentimiento, hasta el punto de generar dolor; por lo tanto lo primero que se debe hacer es reconocer el sentimiento reprimido para poder liberar la autocrítica e incorporar valores nuevos, en esta ocasión positivos.

 

En el lado opuesto, localizar nuestra imagen positiva nos permite potenciarnos desde lo positivo. Es muy importante tener presente que el crecimiento se experimenta siempre desde el bienestar, de modo que reconocer nuestros valores de vida y potenciarnos desde ellos es tan esencial como celebrar la victoria en una batalla.

Para mejorar esta dimensión hay que grabarse dos conceptos principales:

• Aceptar las emociones propias: Las emociones que tenemos debemos de aceptarlas y no reprimirlas ni negarlas. Si negamos una emoción propia, por ejemplo la envidia, creamos una división interna, nos dividimos en dos: por un lado el que reprime, y, por otro el que es reprimido. Vivir en esta dualidad acarrea más problemas que beneficios; en el fondo lo que hacemos es negar la posibilidad de explorar en nuestro interior para averiguar los motivos profundos de ese sentimiento.

 

• Expresar emociones a los demás: Es fundamental expresar nuestro bienestar o nuestro malestar de manera adecuada. Cuando reprimimos las emociones y no se las contamos a los demás se produce una acumulación de energía en nuestro organismo; el resultado suele ser una reacción desproporcionada. 

De la misma forma  que una empresa antes de ser grande fue pequeña, un enfado antes de ser desproporcionado fue proporcionado y, antes, fue una sensación incómoda.

Si somos capaces de expresar nuestras sensaciones incómodas sin ofender a los demás, es decir, respetando sus derechos, entonces los enfados no llegan nunca y no tendremos problemas de relación con los demás. Ser capaces de decir lo que se siente sin vulnerar los derechos de los demás es el principio de la ASERTIVIDAD.

Si, en ciertas ocasiones nos sentimos molestos pero accedemos a las peticiones de los demás, nos sentimos utilizados. Pero se da el caso de que preferimos sentirnos utilizados ya que si no corremos el riesgo de que los demás se enfaden o nos nieguen su amistad. En el fondo preferimos sentirnos utilizados con tal de sentirnos seguros en la relación ¿ quién sabe si no le necesitaré yo a él en el futuro?

 

Estas relaciones de utilidad tienen su origen en la negación de las emociones, nos dedicamos a calcular los pros y los contras de hacer o dejar de hacer lo que nos piden, cuando en el fono lo que estamos demostrando es una falta de sinceridad y el miedo a que la relación se rompa, es decir, a que nos abandonen

 Emociones en cuatro dimensiones:

Es muy positivo preguntarse sobre las

emociones en cuatro niveles:

** En relación al pasado

** En relación a los demás

** Sobre mí mismo

** Sobre el futuro

Sentimientos sobre acontecimientos pasados

El pasado es el mayor condicionante de nuestra conducta presente, pero nada podemos hacer para cambiarlo. Por eso, la actitud, la mirada hacia el pasado debe ser una mirada de maestría y contemplarlo como un tiempo desde el que se puede aprender; y desarrollar para ello una de las virtudes más elevadas en el ser humano: la capacidad de perdonarse y perdonar a otros.

 

Si el pasado lo percibimos como un condicionante nos pesará toda la vida y dificultará nuestro crecimiento personal y profesional. Por ejemplo, esto ocurre cuando ante un error pasado sentimos culpa; si en lugar de culpabilizarnos, sentirnos inferiores o marcados por ello, adoptamos una actitud positiva y constructiva y extraemos las enseñanzas de los errores cometidos, la conciencia se verá fortalecida y la atención sobre el momento presente se incrementará, y con ella, todas nuestras posibilidades de mejora (acordarse que el crecimiento en valores se debe hacer siempre desde el bienestar)

**Sentimientos hacia los demás 

La familia, el entorno donde vivimos, los compañeros de trabajo, la ciudad, región o país...cultivar un sentimiento de madurez y solidaridad hacia ellos, facilita el camino en la evolución personal.

No debemos basar nuestra vida emocional en las debilidades de los demás pues al hacerlo debilitamos nuestro propio sistema y anulamos la posibilidad de recibir ayuda de otros

 

Tampoco debemos confundir la autoridad con el poder, ya que son dos cosas distintas. La autoridad es un derecho delegado que tenemos sobre otros; un jefe tie autoridad pero no tiene poder. Se construye con factores externos a la persona (estás legitimado por otros para ejercerla).

El poder se basa en factores internos principalmente. Podemos disponer de recursos económicos, manejar información privilegiada o cualquier otra fuente que nos conceda una posición privilegiada sobre personas o grupos y, por eso disponer de una adecuada capacidad de influencia. Aunque por ejemplo el poder que ejerce un líder oculto en un grupo sería un factor externo (nadie le ha nombrado líder, sin embargo posee una posición prilegiada, hablaríamos de los líderes innatos) 

      

 Sentimientos hacia nosotros mismos

Mantener un elevado nivel de confianza en nosotros mismos y ser personas asertivas, conscientes de los derechos y defensoras de ellos, sin violar los de los demás, implica disponer de valor.

Sentimientos hacia el futuro 

Se trata de ver el futuro en dos dimensiones:

• Como objetivo realista
• Como aspiración, sueño o ideal que se quiera lograr

La combinación de estos dos ingredientes genera una fuerza extraordinaria en la personalidad.

Un objetivo realista es un proyecto a una semana, mes o año vista, se proyecta en el presente, es donde tenemos que centrar el foco, la atención; una aspiración se proyecta hacia el infinito.

Escribir una lista de objetivos y revisarla periódicamente es un ejercicio positivo. Cuando el logro de determinados objetivos se hace muy pesado, podemos jugar con la aspiración que no nos exige tanto compromiso ya que diseñar objetivos a corto plazo es positivo pero fijar permanentemente la atención en él es contraproducente ya que puede hacernos perder la visión panorámica y la pérdida de oportunidades.

Una cuestión fundamental en el equilibrio aspiración- objetivo es que lo significativo no es lo que se termina consiguiendo, sino la persona que uno se convierte una vez lo ha logrado.

 

**Nos queda trabajar más a fondo la salud en el nivel mental y en el relacional. Para acabar la semana, el viernes haré otra edición, resumiendo los dos. Son dos aspectos muy interesantes