METODOS OPERATIVOS PARA DECIDIR CON EFICACIA


SUPERAR LA INDECISIÓN
Saber tomar decisiones es un gran privilegio. Pocas cosas son tan enriquecedoras para la propia vida, tan eficaces para alcanzar el éxito en todos los campos y tan importantes para ser feliz como la capacidad de adoptar decisiones.

Estas nos permiten dominar nuestra vida. Cada vez que tomamos una auténtica decisión averiguamos quienes somos realmente porque utilizamos nuestras propias prioridades y valores.

En cambio, la imposibilidad de adoptar decisiones complica todos los aspectos de nuestra vida, bloquea el desarrollo emocional, contribuye a múltiples fracasos- sobre todo en las relaciones- y contribuye a la represión de los sentimientos, sembrando la semilla de la enfermedad.

La indecisión y la ambivalencia perniciosa son la base de la impotencia, la frustración, la envidia, la rabia, la ira, la amargura, el cinismo y la desesperanza crónica



Muchas personas tropiezan con grandes dificultades para tomar decisiones, y hay algunas que jamás pueden hacerlo. Sin embargo, tanto si está inhibido como si no lo está, ningún adulto libre puede sustraerse a la toma de decisiones. Y, afortunadamente, casi todo el mundo puede mejorar sus aptitudes en este sentido.

LAS AUTÉNTICAS DECISIONES
Abandonismo y toma auténtica de decisiones
Es muy importante comprender la diferencia entre el abandonismo y las auténticas decisiones. Se trata de formas de conducta distintas, y a veces, de forma de vida completamente diferentes.

En el abandonismo, o bien renunciamos por completo a la toma de decisiones, o bien pervertimos el proceso de tal forma que llegamos casi al extremo de negarlo. De este modo, descuidamos e ignoramos, hasta cierto punto por lo menos, casi todos los aspectos de nuestro verdadero YO. La toma de auténticas decisiones es quizá  el proceso de la vida en el que más profundamente participamos.



AQUÍ FALLA ALGO
En general, los que evitan tomar decisiones intuyen que algo falla en su vida, aunque mejor sería decir que "alguien falla".

Los abandonistas pierden el rumbo y no saben dar fuerza y vigor a su vida ¡Por eso fallan!. Cuando les ocurre algo bueno, piensan que no es obra suya y no se sienten ni orgullosos ni satisfechos de sí mismos. El hecho de envidiar a los "más afortunados" genera a menudo sentimientos de hostilidad y enrarece las relaciones



Los logros de los abandonistas son siempre limitados porque el éxito, en cualquier área de la vida, exige una plena participación y un compromiso con una opción determinada.. Siempre que nos retraemos o nos abandonamos zonas muy amplias de nuestra personalidad quedan sin utilizar y se "atrofian", se vuelven inaccesibles y no podemos percibirlas, alcanzarlas ni emplearlas.
Todo ello produce ansiedad y una sensación de embotamiento y vacío interior. Por si fuera poco, cada renuncia contribuye a aumentar los conflictos internos y, a pesar, de las ruidosas distracciones, nos hace sentir desanimados, deprimidos y fatigados.




En cambio, el pleno compromiso y la aceptación de nuestras decisiones ejercen precisamente el efecto contrario, y nos mantiene vivos, enérgicos y en contacto con nuestras preferencias y valores. Y esto es así porque cada vez que adoptamos una auténtica decisión, aprovechamos y utilizamos todo nuestro YO, toda nuestra personalidad-con sus aficiones, valores, prioridades, capacidad de juicio y dinamismo-en una acción concertada

¿QUE ES UNA AUTÉNTICA DECISIÓN?
En su acepción más sencilla y elemental es un compromiso libre, incondicional, total y personal con una o varias opciones. Los psicoanalistas utilizan el término de "inversión emocional", que no sería otra cosa que tener el suficiente interés como para "invertir" en ello todo el tiempo, la energía, los pensamientos, el talento y las cualidades que hagan falta.



En la auténtica toma de decisiones no se prescinde de nada. En nuestro "compromiso" con la opción que hayamos hecho intervienen no sólo nuestros sentimientos, sino también nuestra capacidad de raciocinio y análisis.

Lo lógico es plantearse las siguientes preguntas. ¿Puedo cambiar de idea?. Y si cambio de idea ¿demuestra que la decisión no era auténtica?. Pues claro que se puede cambiar de idea. La sana flexibilidad constiuye un rasgo muy positivo en la vida, y es típica de quien sabe tomar decisiones.

La parálisis que provoca la indecisión es un signo de abandonismo. Por el mismo motivo, el hecho de andar moviéndose constantemente de arriba abajo y de un lado para otro no es una muestra de libertad, sino un estancamiento en la indecisión, es decir, una seudodecisión.

Un saludable cambio de idea no significa saltar de una posición a otra y satisfacer fragmentos autónomos del propio yo para evitar tomar una decisión o para satisfacer simultáneamente varias opciones. Los cambios saludables de idea se pueden poducir-aunque no se hayan tomado auténticas decisiones- siempre que uno esté seguro de la opción y estime que las condiciones se han modificado lo bastante para justificar un cambio.




Este cambio de idea está basado en la realidad y se produce en todas las personas que son auténticamente dueñas de sus decisiones. Los demás se dan en las personas que tienen un largo historial de indecisión crónica.

La decisión es un compromiso total con la opción preferida. Y es también un compromiso total con un solo camino, el que conduce a la opción preferida. En caso de que se altere la situación podemos cambiar de idea, tras haber sopesado los detalles. Sin embargo, mientra no se altere la realidad, el compromiso tiene que ser incondicional.




La decisión que tomamos es personal, nos pertenece solo a nosotros. Lo cual significa que el cetro de nuestra vida no está en manos de otras personas. Por esta razón, las auténticas decisiones restauran, aumentan y consolidan una sana y positiva sensación del propio YO, fortalecen nuestra personalidad y consolidan la confianza en uno mismo.
   
La decisión es libre porque se ha adoptado sin amenazas o coacciones internas y sin temor a reproches o represalias personales: sobre todo, por no haber satisfecho los deseos de los demás.

Es total porque en ella interviene toda la personalidad- y no solo una parte de ella- contribuyendo de ese modo a reforzar el compromiso incondicional.

El compromiso así adquirido es más que el simple hecho de no mirar atrás. Es una entrega de todo nuestro YO, en la que integramos, unificamos y movilizamos todas nuestras cualidades en favor de una opción preferida. Esta concentración de recursos internos ejerce un efecto terapeútico unificador. Por encima de todo, el compromiso convierte la opción en una acción integrada y permite que ésta cumpla su objetivo y se vea coronada por el éxito.




Las decisiones auténticas nos hacen dueños de nosotros mismos y nos va a permitir cualquier clase de meta en cualquier lugar.

Si seguís mis artículos mañana tocará el turno de las Seudodecisiones.

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