GENERO Y LENGUAJE
A raíz de la campaña inciada por la Directora Ejecutiva de Facebook acerca de los significados de las palabras en cuestiones de género, campaña en las que se han involucrado las mujeres más influyentes de varios ámbitos en EEUU, aprovecho para escribir este post sobre Género y Lenguaje, que aunque no se esté de acuerdo con el planteamiento, siempre es interesante estar informado.
EL USO DEL FEMENINO Y DEL MASCULINO
La falta de representación simbólica de las mujeres en la lengua, podemos observarla en múltiples ocasiones en las que el uso del lenguaje las hace invisibles.
Uno de los tópicos más extendidos, que es preciso desvelar cuando se habla de las formas de ocultar o subordinar a las mujeres, es la confusión, unas veces deliberada y otras involuntaria, que se produce entre género gramatical y sexo de las personas.
Es evidente que cuando la lengua designa cosas tiene un género gramatical masculino o femenino que nada tiene que ver con el sexo de las personas: la palabra "tierra" es femenina, la palabra "mundo masculina" y aún la palabra " mar" masculina y femenina.
Sin embargo, vemos que en las palabras que normalmente designan a hombres o a mujeres, el género gramatical y el sexo de las personas coinciden. Fácilmente podemos comprobar que en los pares de palabras siguientes: "profesora/ profesor", "ciudadanas/ ciudadanos", "niñas/niños", "campesinas/campesinos", coincide el género gramatical femenino con el sexo de las mujeres a quienes denominan, y el género gramatical masculino coincide a su vez con el sexo de quienes representan. Teniendo en cuenta esta relación, se observa que la utilización del masculino, ya sea en singular para referirse a una mujer, o en plural para denominar a un grupo de mujeres o mixto, es sin duda alguna un hábito, que en el mejor de los casos esconde o invisibiliza a la mujer y, en el peor, las excluye del proceso de representación simbólica que pone en funcionamiento la lengua.
Sabemos también que existen palabras, ya sean masculinas, ya sean femeninas , que son realmente genéricas, que incluyen a los dos sexos. Palabras o expresiones de género masculino, como por ejemplo, "el pueblo vasco", "vecindario", "ser humano" o "personaje" incluyen sin ningún tipo de dudas a mujeres y a hombres por igual; del mismo modo que palabras de género femenino como pueden ser "persona", "víctima" o "gente" no ocultan ni subordinan en absoluto a los hombres.
Por tanto observamos que la lengua castellana tiene términos, ya sean masculinos, ya sean femeninos que realmente incluyen a hombres y a mujeres sin perjuicio ni omisión unos de otros. Es decir, representan simbólicamente al conjunto de hombres y mujeres.
En cambio, la utilización del masculino para referirse a los dos sexos, no consigue representarlos. Este uso, como constatamos continuamente produce ambiguedades y confusiones en los mensajes y oculta o excluye a las mujeres. Se basa en pensamiento androcéntrico, que considera a los hombres como sujetos de referencia y a las mujeres dependientes o que viven en función de ellos.
Una palabra no puede significar un algo o un todo que es diferente a lo que nombra, y mujeres y hombres son diferentes. El conjunto de unos y otros son las personas, pero la palabra "hombre" no representa a la"mujer" y se hace por tanto, necesario nombrarla. Lo mismo ocurre con el rojo y el azul, ambos son colores, pero son diferentes y el uno no incluye ni representa al otro. Decir diferentes, no significa opuestos o complementarios. Es la innegable existencia de la diferenciación sexual, la que reclama utilizar el femenino y el masculino, o términos que verdaderamente representan a mujeres y a hombres, tanto si hablamos de pueblos, categorías, grupos o experiencias humanas.
La diferencia sexual está ya dada en el mundo, no es el lenguaje quien la crea. Lo que debe hacer el lenguaje es nombrarla, puesto que existe.
Si tenemos en cuenta que hombres y mujeres tenemos el mismo derecho a ser y a existir, el hecho de no nombrar esta diferencia, es no respetar uno de los derechos fundamentales: el de la existencia y la representación de esa existencia en el lenguaje.
Este tema daría como para un compendio tan extenso, que necesitaríamos otra red para reflejarlo. Con el post, no quiero crear opinión, ni hacer ninguna reivindicación, ni hacer proselitismo. Es un hecho, que queramos o no está presente en la sociedad. Yo doy la razón en mi mente que debíamos nombrar lo que se puede simbólicamente representar como una mujer, pero personalmente no utilizo, hombres/mujeres, alumnos/alumnas, en mi lenguaje y tiendo a hacer uso de los genéricos, aunque teóricamente defiendo lo escrito en el post.
Hablar del uso de los genéricos sería extenderse demasiado pero lo apunto, como alternativa a esta lucha con lo sujeto a representaciones simbólicas que deben de ser nombradas o no (cuestiones de las que hay que tener una mínima base teórica para entenderlas, al igual que yo no entenderé en un día la construcción lenguaje de los sistemas de información tecnológicos)
CONCLUSION
Un uso del lenguaje que representa a las mujeres y a los hombres y que nombra sus experiencias es un LENGUAJE SENSATO:
NO OCULTA
NO SUBORDINA
NO INFRAVALORA
NO EXCLUYE
NO QUITA LA PALABRA A NADIE
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