¿TODO EL DÍA PREOCUPADO? APRENDE A PARAR EL CARRO






APRENDIENDO A PARAR EL CARRO


Muchas veces cuando nos preocupa algún asunto, empezamos a darle vueltas, nos concentramos en el problema, nos enfrascamos en él, nos recreamos en él...y al final resulta que no hemos logrado nada. el problema sigue ahí, y nosotros acabamos agotados.

¿No es verdad que muchas veces, cuando dejas vagar la mente, te sorprendes a tí mismo dando vueltas al asunto que y preocupa?

Si dejamos correr los pensamientos, suelen acabar en lo que más nos preocupa. Parece como si la cabeza al pensar en un tema cualquiera, siempre llegase al mismo sitio



LOS PENSAMIENTOS SON COMO LOS PERROS
SI SIEMPRE LES DAS DE COMER, EL PERRO VUELVE



Hay pensamientos que, si los dejamos estar, nos hacen sentir mal. Son pensamientos que, por muchas vueltas que les demos, lo único que logramos es alterarnos más.

¿Qué pensamientos son esos?

1. Pensamientos centrados en un problema cuya solución no está en nuestras manos
2. Pensamientos centrados en un problema que tal vez podamos resolver, pero que no es el momento oportuno
3. Pensamientos centrados en un problema que tal vez podamos resolver, pero en lugar de centrarnos en las soluciones nos centramos en el problema en sí.



¿Qué podemos hacer cuando descubrimos esos pensamientos en nuestra cabeza?

EL PRIMER PASO ES TOMAR LA FIRME
DECISIÓN DE DEJAR DE DARLES DE COMER

Volverán a pesar de nuestros esfuerzos porque les hemos acostumbrado durante mucho tiempo a dejarles entrar, pero tenemos que ser PERSISTENTES.

Y sobre todo hay que TENER UN PLAN para expulsarlos. Hay que saber echarlos.



Para comprender claramente el plan a seguir, nos serviremos de un ejmplo:
Imagínate sentado en una silla, en el medio de una habitación sin muebles. Lo único que hay es un interruptor de la luz en la pared, la bombilla en el techo y una escalera debajo de la bombilla.

De pronto, se enciende la bombilla. Tu misión consiste en subirte a la escalera y desenroscar la bombilla ¿Podrás? ¡Depende! Si esperas mucho te quemarás.

Lo mismo pasa con los pensamientos, cuanto más tardes en descubrirlos, más te costará echarlos de menos.

HAY QUE DESENROSCAR LA BOMBILLA 
LO ANTES POSIBLE

Aunque lo parece, no es una tarea sencilla. El ejemplo de la bombilla no se corresponde con la vida real.


En el trasiego diario, NO SABEMOS CUANDO SE ENCIENDE LA BOMBILLA. No sabemos con exactitud cuándo empezamos a pensar en un determinado asunto. Simplemente pensamos, aunque no nos fijemos en qué estamos pensando. Poco después estamos concentrados en el tema, absortos, preocupados, molestos. Sólo pasado un rato, cuando ya nos sentimos claramente mal, intentamos hacer algo para desconectar. Pero muchas veces ya es tarde.



En el ejemplo, es como si vendáramos los ojos al protagonista ¿Cómo va a desenroscar la bombilla si ni siquiera sabe cuándo se ha encendido?

He ahí el problema ¿qué señal de aviso podemos utilizar para saber que está encendida? Si los pensamientos molestos nos afectan emocionalmente, entonces podemos utilizar el malestar para pararnos a pensar

EL MALESTAR ES SEÑAL DE AVISO



Con lo que hemos visto aquí, ya podemos forjar un plan para detener los pensamientos molestos.

Ahora sólo queda la segunda parte del plan: ocupar la cabeza con otra cosa. Es fundamental tener algo preparado para sustituír los pensamientos que queremos expulsar por otros que nos sirvan de antídoto

TRAS EL FRENAZO, HAY QUE CAMBIAR DE DISCO






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