¿QUÉ SON LAS SEUDODECISIONES?

SEUDODECISIONES



Ayer jueves 6 de marzo publiqué un post, con el título "Métodos operativos para decidir con eficacia". En él hablaba de las auténticas decisiones. 

En la operativa de la decisión e indecisión existen también las "SEUDODECISIONES".

La finalidad de las seudodecisiones no es otra que evitar las auténticas decisiones, parecen a menudo auténticas ¡pero no lo son!. En realidad, siempre impiden que se tomen las auténticas. Bajo un disfraz de autenticidad, bloquean cualquier compromiso fructífero.

Muchas personas no aciertan a comprender por qué fallan una y otra vez a pesar de las "decisiones" que toman "conscientemente". Son casi siempre víctimas de las seudodecisiones identificables en general por su incapacidad de alcanzar resultados positivos.


Como es lógico, ningún ser humano puede librarse de la indecisión ocasional. Sin embardo, muchas personas que exteriormente parecen triunfadoras tienen graves dificultades para asumir compromisos, sobre todo, en determinadas cuestiones.

Buena parte de los sufrimientos y desdichas cotidianas pueden ser debidas a esta indecisión enmascarada. La parálisis, los compromisos vacilantes y la incapacidad de afrontar los sentimientos conflictivos son manifestaciones de la indecisión. Para evitar la toma de decisiones, podemos utilizar una o más variable de seudodecisión, muchas personas suelen combinarlas todas y son muy hábiles en darles una apariencia de autentiticidad.


Voy a exponer algunos ejemplos típicos:
  • DILACIÓN

Se produce cuando la toma de la decisión se pospone en el tiempo y cuando se produce ya es tarde; algunas veces la espera es saludable y adecuada; no obstante la dilación interminable se utiliza mucho a modo de saludable espera y constituye, de hecho, una seudodecisión.

Casi siempre hay signos que nos permiten descubrir si la espera es perniciosa, cuando:
1) La táctica dilatoria se utiliza repetidamente en todos los asuntos
2) A pesar de la espera, no se produce ninguna clarificación o ningún cambio auténtico.
3) No se llega a ninguna conclusión saludable
4) La persona que toma la seudodecisión, pese a su aparente actividad, no hace nada para que se produzca el cambio, sino que se limita a "esperar que ocurra algo". Las personas que utilizan mucho este proceso de seudodecisión suelen mostrar una apatía rayana en la parálisis.

  • AMBIVALENCIA: LA INCAPACIDAD DE ELEGIR

La ambivalencia suele ir de la mano de la mano y del "esperar que ocurra algo".

Todos somos ambivalentes algunas veces. La madurez consiste, en buena parte, en desprenderse de ciertos deseos y establecer el orden de las prioridades para poder emprender una acción decisiva.

A menudo, sin embargo, nos dejamos llevar por nuestros sentimientos contradictorios para evitar una elección, pasando de una seudodecisión a otra o bien negándonos a adoptar ningún tipo de decisión "porque todas son estupendas" o "porque ninguna alternativa es perfecta"


  • IMPULSOS

Las decisiones que surgen de los impulsos no son propiamente decisiones, y por regla general, se traducen en desastres de menor o mayor importancia según la cuestión de que se trate. Casi siempre, son intentos de superar un acentuada inercia.

Los impulsos nunca pueden ser auténticas decisiones porque son precisamente la antítesis de la libre opción. A diferencia de las auténticas decisiones, siempre están basadas en la ansiedad, el hábito, el temor a lo desconocido y el desprecio de uno mismo



  • DEJAR LA DECISIÓN A LOS DEMÁS

Casi todos hemos caído en ese defecto y muchos caemos en él con harta frecuencia. Sin embardo, hay personas que han despreciado inadvertidamente vastas áreas de su vida mediante esta forma de seudodecisión. Cuando uno renuncia al derecho por decisión propia a tomar las propias opciones, a cambio del cómodo "que me dejen en paz", malbarata una considerable parte de su yo y su identidad.

  • IR CONTRA CORRIENTE

Esta es la más sutil de dependencia. Hay personas que siempre hacen lo contrario que las demás. Son los rebeldes obsesivos que, a menudo, se engañan a sí mismos (y también a otras personas) creyendo que adoptan decisiones independientes porque siempre van en contra de la opinión o tendencia predominante.

Sin embargo no es así: no pueden tomar ninguna decisión hasta que otra persona les indica el camino contrario (triste ya es). Dependen tanto de los demás como los más notorios conformistas. Por otra parte carecen también de la confianza en sí mismos como para poder echar mano de sus propios sentimientos. 

Su subordinación les provoca un gran desprecio hacia sí mismos, y su falsa rebeldía es un intento de librarse de este desprecio por medio de un disfraz. Paradójicamente, lo que se hace es perpetuar ese desprecio, ya que esta obsesiva manifestación de independencia no es más que otra forma de sumisión.


Hay otras series de seudodecisiones como:
  • Nadar y guardar la ropa o intentar abarcar todas las opciones y no quedarse con ninguna (evitar comprometerse)
  • Mirar hacia atrás, arrastrar los pies y preguntarse que hubiera ocurrido ( a estos yo les llamo los ¿y si? y me viene a la cabeza una frase de una película de Woddy Allen, que no me acuerdo del título, creo que es "Poderosa Afrodita", donde él hace el papel de él, de indeciso total y los ¿y si? son continuos en el guión de su papel y al final otro personaje de la película le dice Y SI TU ABUELA TENDRÍA RUEDAS SERÍA UNA BICICLETA.



Todos somos víctimas, por lo menos hasta cierto punto, de las seudodecisiones. La seudodecisón es un empobrecimiento, es decir, justamente la antítesis que las auténticas, ya que recordando el post de ayer:
"cada vez que tomamos una decisión auténtica somos más dueños de nosotros mismos".


Todas las formas descritas de seudodecisiones destruyen la verdadera libertad interior de una persona y le impiden realizarse y alcanzar el éxito (en la manero que lo desee - personal, familiar, profesional-. Todo tiene un significado y refleja quienes somos: así lo demuestran las decisiones.

Si no tomamos decisiones, nos convertimos en seres amorfos. No somos nadie. Si no podemos realizar una inversión emocional ni emprender una acción decisiva, traicionamos nuestra propia personalidad.



SI RECHAZAMOS LA OPCIÓN Y EL COMPROMISO, RECHAZAMOS LA LIBERTAD

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