LA IMAGEN PERSONAL DEL DIRECTIVO. CLAVE DEL EXITO
1.¿Qué es la imagen propia?
Cuando un miembro de una familia de la vieja Roma llegaba a un alto cargo de estado, sus familiares, a la hora de su muerte, hacían una máscara de su rostro, la guardaban en el atrio de su casa y fanfarroneaban de ello ya que les proporcionaba un "status" social. Semejante máscara de cera se llamaba en Roma "imago", imagen. Lo mismo sigue diciéndose todavía hoy de la representación o idea que se tiene de una persona, de una firma o de un producto.
La imagen es la revelación del yo, tal y como se aparece ante los demás. La personalidad que hay detrás de la imagen puede ser, y con frecuencia es, muy distinta.
Cada persona tiene no solo una imagen, sino muchas. La imagen en sí no existe. Existe únicamente la imagen de alguien para alguien. En la interacción de una persona con otra, cada uno es emisor y receptor a la vez. No solamente ejerce un efecto distinto con cada persona, sino que se comporta también de muy distinta manera con cada una de ellas. Las formas de nuestra apariencia externa, al andar, el permanecer quieto o el reír, obran de muy distinta manera en cada una de las personas que tenemos a nuestro alrededor.
Si espero algo de alguien, estoy esperando que esa persona en cuestión se comporte de esta y de esta manera. Si se porta de otra manera me quedo desilusionado. Nos solemos sentir intranquilos cuando alguien juega un rol distinto al que le corresponde en razón de su significado dentro de un contexto social concreto. Todo el que desee examinar y, en caso de necesidad cambiar su imagen, debe también conocer las expectativas que los demás tienen puestas en él.
No se deben de imponer roles a una persona; más bien tienen que nacer de la propia espontaneidad; cuanto más se mezcla la imagen con la personalidad privada, más convincentes resultamos y caeremos mejor a nuestro receptor. Podemos poner ejemplos de personajes famosos en la historia: Una de las muchas razones del efecto fascinante de Hitler sobre las masas era su función sociopsicológica de "Salvador de una Alemania profundamente necesitada". Sus apariciones marciales y su voz cortante, de un sonido metálico, convencieron a millones de personas de que Hitler poseía la fuerza y el poder de cumplir con sus promesas. Las mismas personas que entonces le aclamaron, sienten hoy, al contemplar sus apariciones en las pantallas de cine y televisión que están presenciando a un loco y con una voz repugnante
El líder carismático tiene que acreditarse sin descanso con milagros, éxitos y nuevas ventajas para sus seguidores: los ingredientes, transmitidos desde la filosofía de la Edad Media (hay poco que inventar en esta vida) más importantes del carisma son:
Majestas: Demostrar una superioridad como orador
Energicum: Irradia una fuerza extraordinaria
Fascinans: Las cualidades carismáticas encantan, hechizan, atraen, sin que el poseedor de tales propiedades tenga que esforzarse por demostrarlas
Mirum: Es todo lo esencial, lo extraño, lo maravilloso que caracteriza a los bedecidos o abrumados por el carisma
Tremendum: El carismático es "distinto a los demás", le rodea un aliento de lo misterioso.
Estos ingredientes pueden casar perfectamente con las cualidades que hoy en día se esperan de un líder. ¿Irradian los individuos con disposiciones carismáticas fuerzas que no llegan a poseer la mayoría de las personas? ¿Va a ser cierto que un líder nace y no se hace?
La esencia de la irradiación tiene unas reglas:
- Acentuar en lo positivo
- Evitar lo negativo
- Dejar de lado lo que no sea esencial. Cuantas menos cosas accidentales manifieste una persona en sus expresiones escritas y orales, en sus gestos y en su mímica, mejor efecto hará en los demás
- La primera impresión tiene una importancia especial.
- La personas que tienen que estar al tanto de su imagen personal harán muy bien en dejarse ver únicamente en las situaciones que le resultan beneficiosas
- Sólo puede convertirse en un ídolo y permanecer como tal aquella persona de la que apenas sabemos nada de sus cosas humanas y mucho menos de sus cosas demasiado humanas
2. ¿Qué es lo que tiene éxito?
Uno de los factores más importantes en el origen de la imagen personal es:
a) El beneficio o provecho que su portador nos brinda; el salir de la soledad y convertirse en uno más de los seguidores significa para muchas personas mucho más que un beneficio o provecho de orden material: el formar parte de una masa enfervorizada.
b) El cargo que ocupe. Un miembro de un partido político al que se le concede un cargo de más poder, adquiere de la noche a la mañana una imagen mucho más significativa
c) No intentar imitar a los demás. Todo el que imita deja de ser una persona excepcional (se puede inspirar en alguien, pero no querer ser el que uno no es). No debe dar la impresión de estar aburrido, de estar dependiendo de otros o de padecer miedos. En el trato personal se recomienda demostrar alegría. Es mucho más agradable el trato con una persona amable que con un gruñon.
d)La discreción, el valor, el coraje, el no dejarse sobornar y en ciertos ambientes la justicia y la bondad. Para la imagen de un directivo resulta imprescindible la capacidad de actuar certera y consecuentemente; esperamos que tenga la capacidad de planificar y la energía de llevar a cabo las cosas. Todos queremos saber donde pisamos y necesitamos un indicador y las correspondientes instrucciones para saber a dónde vamos.
Cuanto más elevado es el rango en una jerarquía, menos se ve necesitada la imagen personal de los conocimientos y mayor papel juega la personalidad. De todas formas, aunque los conocimientos profesionales no tengan una importancia excesiva, suele esperarse, sin embargo, de un dirigente, una buena porción de tales conocimientos, habilidad en su oficio y, sobre todo, iniciativa propia.
3)Una imagen propia se construye o se destruye al hablar en público
Todo el que diga o escriba algo, ha de tener en cuenta la ley de las reacciones de los oyentes. Un oyente o un lector no registra nunca el 100% de lo que percibe, sino que hace una selección triple.
Primera selección: La capacidad auditiva, el don de la observación, la atención y la orientación son distintas de una persona a otra. También son distintas en uno mismo, según sea el cansancio, el estado de salud, el interés..
Segunda selección: Seleccionamos según nuestras necesidades, intereses y expectativas, también participan en ello nuestros sentimientos, afectos y estados de ánimo. Si existen algunas informaciones que no se ajustan al oyente, éste las modifica inconscientemente o las pasa de alto.
Tercera selección: Las percepciones que mejor canaliza el oyente son las que él mismo ha conseguido a través de su búsqueda e investigación o las ideas, juicios y convicciones por las que se ha visto obligado a luchar.
Consciente o inconscientemente todos los oradores de han puesto en práctica las siguientes reglas retóricas:
- Entra con brío, abre la boca y termina pronto (Lutero)
- Los oyentes quieren claridad, imágenes y decisiones
- No digas lo que ha pasado, dí lo que pasará
- Alaba o condena
- Simplifica. Deja de lado todo lo que no es esencial. Exagera y repite con otras palabras
- Decídete por el sentimiento. Cuanto más incultos son los oyentes, más sentimiento has de poner
- Ten el valor de hacer preguntas de todo tipo
- Propón muchas preguntas y contéstalas tú mismo
4) LOS FILÓSOFOS COMO ASESORES DE IMAGEN
Pertenece a la tarea de los filósofos reflexionar sobre las personas y sobre la marcha del mundo. También sobre lo que tiene un efecto especial sobre las personas, sobre lo que les da alas a su fantasía y sobre lo que ayuda a su descanso y a su caída.
Si los filósofos han de acreditarse también en la vida pública y no solo en sus rincones de estudio, podemos esperar de ellos valiosos consejos. Entre el gran número de filósofos que se han consagrado como consejeros de imagen hay tres que son los que más han profundizado los factores del éxito humano. Contemporáneos tenemos a: Harald Nicolson como máximo exponente
- NICCOLO MACHIAVELLI (1469-1527), historiador italiano, filósofo y diplomático
- BALTASAR GRACIÁN (1601- 1658)
- LORD CHESTERFIELD (1694- 1773)
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