SI TE CALLAS TU CORAZON ESTÁ EN RIESGO
SI TE CALLAS TU CORAZÓN ESTÁ EN RIESGO
A menudo es más sencillo evitar un problema que enfrentarlo, pero no siempre es lo mejor para tu salud.
Algunos estudios han demostrado que cuando contenemos nuestros sentimientos y no los expresamos, tenemos mayor riesgo de presentar enfermedades cardiovasculares, pues mientras más se reprimen emociones como la ira o el enojo, el corazón está más en riesgo de presentar un infarto.
Los comportamientos más característicos del manejo reservado de los conflictos en el trabajo, pueden manifestarse mediante acciones como salirse de la oficina cuando algo sucede, o guardar silencio cuando se es víctima de una injusticia. Este tipo de conductas son más comunes de lo que se piensa, por lo tanto, es importante estar alertas sobre los perjuicios que pueden traer a nuestra vida.
¿Por qué decir lo que sentimos?
Expresar nuestras inconformidades es bueno para nuestra salud física y psicológica, ya que nos ayuda a evitar o solucionar aquellos factores que afectan nuestro desempeño laboral y pueden convertirse en fuente de preocupación, generando un cambio positivo en el ambiente que nos rodea. Es inútil esperar a que los demás (jefes o colegas) lean nuestros pensamientos y tomen la decisión que queremos, debemos ser nosotros quienes actuemos a favor de nuestro bienestar.
¿Cómo expresar una inconformidad?
El enojo puede expresarse de manera constructiva o destructiva. Podemos tener una simple molestia o llegar a sentir ira sin control, sin embargo, dependiendo de la manera en que expresemos este sentimiento, podremos obtener diferentes respuestas: mayores conflictos o soluciones satisfactorias que nos ayuden a conservar la energía necesaria para mejorar nuestra vida y luchar por nuestros ideales.
Aprender a manejar nuestra inconformidad a tiempo, antes de que se vuelva un problema mayor, implica cambiar nuestra forma de pensar y las conductas que originan esta situación.
Expresarnos de manera negativa puede llevarnos a agredir física o verbalmente a otra persona. Generalmente cuando caemos en esta actitud no hemos reflexionado sobre el conflicto, sólo seguimos un impulso que puede criticar, avergonzar o ignorar a otros y rechazar un intento de conciliación. Actuar de esta forma, afecta nuestras relaciones, genera resentimiento en los demás y nos provoca culpa, vergüenza o baja autoestima.
Existe una opción mejor, la de expresarnos de manera positiva, defendiendo nuestra postura, estableciendo límites y manifestando nuestro disgusto con argumentos válidos para tratar de resolverlo en un marco de respeto, que no resulte nocivo para los demás ni para nosotros mismos.
Ten en cuenta estas recomendaciones:
- Piensa bien antes de decir las cosas
- Respira profundo y analiza la situación
- Sé muy claro en tus apreciaciones. "No estoy de acuerdo porque…", "No me parece correcto que hables en ese tono", "Me molesta que me trates así".
- No pongas adjetivos o etiquetas como "Eres grosero y prepotente".
Recuerda que al expresar tu inconformidad debes tener también disposición para escuchar y dialogar, buscando llegar a una solución o encontrar la manera de evitar que se repita la situación.
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