APETITOS DESORDENADOS/ENTENDIENDO EL MECANISMO DEL HAMBRE

  
En principio, comemos cuando tenemos hambre. El hambre es una necesidad humana regida por un minúsculo punto de nuestro cerebro, el hipotálamo. Las células receptoras del hipotálamo fabrican señales que indican la energía de la que disponemos en función de las provisiones que aporta la sangre. Cuando ya no hay provisiones, las células nos lo advierten provocando la sensación de hambre. Una vez cubiertas nuestras necesidades, las mismas células lo advierten mediante la sensación de saciedad.





  Ahora bien, nosotros no solo comemos estimulados por el hambre, son muchas otras pulsiones que nos inducen a comer, desde el aburrimiento a la depresión, pasando por la glotonería, la irritación o el insomnio. En realidad, cuando nos llega la sensación de saciedad, nuestro metabolismo todavía no ha tenido tiempo de ponerse en funcionamiento para digerir los alimentos y hacerlos pasar a la sangre, vía celular. convertidos en sustancias nutritivas. Esta operación requiere su tiempo que varía desde varios minutos a varias horas. Esto significa que, para emitir la sensación de saciedad, el hipotálamo ha recibido algún otro tipo de información. Es la que le transmiten los receptores nerviosos de la boca, la faringe y el estómago, advirtiéndole que están recibiendo el alimento requerido.


  Pero la simple sensación de sabor azucarado basta, sin necesidad de ingerir más alimentos que una pizca de azúcar, para que el hipotálamo ponga inmediatamente en marcha la liberación de los glúcidos de reserva del hígado ¡Se puede "engañar" al organismo¡ Y es que básicamente lo que nos sacia son las sensaciones.

  No se sabe todavía muy bien como funciona el apetito. El apetito, aunque nos lo parezca, no es hambre, sino el deseo de satisfacer la excitación de un sentido. ¿Es un deseo fundamentado en una necesidad nutricional de nuestro organismo o es un capricho que  nuestro psiquismo convierte en necesidad?


  Sabemos, por ejemplo, que el apetito de ingerir algo dulce, es el más extendido de todos, sea en personas o en animales. Al parecer el azúcar produce un indiscutible y primario placer a un noventa y nueve por ciento de la población. Esto da base a una explicación más profunda del por qué determinado tipo de personas sienten una auténtica dependencia - de nefastas consecuencias para la estética y la salud- de los alimentos dulces.

  Por echar la culpa a alguien, podemos dar una explicación psicoanalítica: nuestra madre sería la causante de esta cuasi adicción, porque desde nuestra más tierna infancia, premiaría con dulces nuestro buen comportamiento y se disculparía con dulces su falta de atención hacia nosotros, a la vez que castigaría sin postre nuestras travesuras. Sin responder para nada a nuestra sensación de hambre, aquel caramelo infantil o aquellas natillas se convertirían en sucedáneos del cariño materno.


  Personas hechas y derechas, buscaríamos también en el sabor dulce la compensación a nuestras frustraciones amorosas o nuestros conflictos afectivos, confundiéndolos con hambre. Todo ello empeorado por el particular mecanismo de asimilación que pone en marcha el azúcar: si lo comemos sin acompañamiento, desata un rápido aumento de la tasa de glucemia en la sangre, que recae inmediatamente, bajo su nivel inicial. Eso hace que experimentemos más sensación de hambre después de comer un dulce que antes.

   De la afición a las grasas, sean fritas, mayonesas o espesas capas de mantequilla en nuestra tostadas o bocatas, se sabe menos. En general, las grasas tienen el poder de producir mayor saciedad que la mayoría de los alimentos, pero puede ser que algunas personas tengan mayor cantidad de receptores específicos de la sensación de graso que otras..





  Sabemos mucho más, en cambio del apetito de glúcidos como el pan, las pastas, las patatas, el arroz y derivados. Al parecer, los glúcidos son especialmente ricos en un ácido aminado necesario para la fabricación de la serotonina, un neuro-mediador muy importante con enorme influencia sobre nuestro comportamiento. El ansia de comer pan, pastas o patatas en algunas personas podría deberse a su necesidad de serotonina.

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 Hasta aquí, todos esto hábitos alimenticios, incluyendo los atracones esporádico son pautas de comportamiento normales. Mucho más preocupante es cuando esos atracones se suceden con frecuencia casi diaria, convirtiéndose en el leit motiv de nuestra vida. Es lo que se llama bulimia, que junto con la anorexia (imposibilidad cuasi física de comer), conforman los polos opuestos de un desarreglo al que la medicina no ha hallado todavía una explicación precisa.

 ¿Qué caracteriza a una persona bulímica?
En la mayoría de los casos se trata de personas absolutamente normales, incluso con una emprendedora vida profesional, a parte de una vida afectiva aparentemente satisfactoria. Lo anómalo de su conducta estaría en que sufren lo que podemos llamar crisis de bulimia.propinarse auténticos festines de alimentos hipercalóricos a deshora e impedidas por una necesidad irrefenable. Cualquiera de nosotros podemos reconocernos en estas descripciones y no ser por ello unas personas bulímicas. La diferencia está en que éste es un comportamiento repetitivo, de tal modo que la persona bulímica (prevalece más un mujeres, en hombres se suele dar otro trastorno que es la ortorexia- ya comentaremos en otro momento) vive auténticamente obsesionada por el peso, aunque no exceda más que en algunos del normopeso. La persona bulímica estaría constantemente a una audieta obsesiva..que rompería constantemente con atracones solitarios de los alimentos prohibidos.


Se detendrá ante la irrupción de otra persona, porque se encuentre mal, se acabe la comida o se duerme, pero siempre por factores fuera de su voluntad; sea una neurosis, una forma de depresión- todo se ha dicho, nada se sabe- parece que indica un profundo desagrado de uno mismo, un conflicto interior autocastigado mediante esta actitud masoquista. A la crisis de bulimia, le sigue otra peor (peor el remedio que la enfermedad): obligarse a vomitar, tomar laxantes y diuréticos o saltarse sistemáticamente comidas para paliar las calorias ingeridas. Imposible salir de este círculo vicioso uno mismo y lo peor es que al no tratarse de personas obesas, muchos médicos no da crédito a este problema.

CONSEJOS DIETÉTICOS

 Con la dietética no se ofrecen milagros, no se puede erradicar el problema psicológico, pero sí se puede normalizar el comportamiento dietético.

1) Respetar rigurosamente el horario normal de tres comidas. Si acaso, establecer cinco comidas diarias. De lo que se trata es de mantener una regularidad en nuestras comidas "normales". Así, no os preocupeis que no se engorda.

2) Comer sentada  como todo el mundo, sin reparos, ni remordimientos y sin restricciones.

3)Comer equilibradamente. Una alimentación correcta supone que el aporte calórico diario, debe debe de venir en un 50% de los glúcidos (pan, patatas, arroz, verduras, cereales, legumbres, frutas,etc,) en un 30% de los lípidos (aceite y grasas en general)y en un 15% de las proteínas (carne y pescado).




Para terminar este artículo, dos cosas buenas:

1) Esta alteración del comportamiento de las personas bulímicas, es fácil de tratar  ya que tienen un gran espíritu emprendedor de cara a otros aspectos de la vida social y profesional. Durante el largo tiempo de reeducación alimenticia tendrás ocasión de ponerlo a prueba

2) Os voy a regalar una receta nutritiva, ligera y con bajas calorías.

COCIDO DE VERDURA CON PATATA

Ingredientes:
250 gr. de cebolla
250 gr. de pimientos verdes
250 gr. de tomates
400 gr. de patatas
2 cucharadas de aceite, sal, pimienta y unas ramas de perejil

Pela y limpia las verduras y trocéalas. En una cazuela calienta el aceite, echa la cebolla y mantenla a fuego lento hasta que esté transparente. Añade el pimiento y las patatas y remueve bien, finalmente echa los tomates, sazona con sal y pimienta, tapa y deja cocer a fuego lento durante 35-40 miutos, sin remover demasiado para que no se dehagan los tomates. Una vez cocido todo, espolvoresa con perejil picante y sirve inmediatamente

Receta calculada para 4 personas
Proteínas: 4 gr, por ración
Hidratos de carbono: 22 gr. por ración
Calorías. 220 por ración







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