SENTIMIENTOS MORALES

Según Hume, las dos emociones morales básicas son:

  • El amor a uno mismo (self love)
  • La compasión o simpatía por los otros
El amor a uno mismo se manifiesta a través del egoísmo y de la racionalidad individual. La racionalidad es la estrategia para maximizar  la consecución de nuestras metas y la satisfacción de nuestros intereses. Cuando me pongo a pensar qué hacer o qué no hacer, lo primero que tengo en cuenta es como mi acción me afectará a mí mismo, a mis valores, a mis metas y a mis intereses.
La preocupación por mi propia salud, bienestar, seguridad, trayectoria profesional y desarrollo intelectual entran en este nivel, siendo ésta una preocupación totalmente cuerda.





Si me olvido continuamente de mí mismo, actuaré de un modo irracional, como un loco o un héroe fanático, pero no como un agente reflexivo con una moral despierta y "equilibrada" . Y desde luego,  ninguna regla de oro del estilo "ama a los demás como a ti mismo" es atractiva en boca de quién no empieza por amarse a uno mismo. En cualquier caso, el amor a uno mismo corresponde a un poderoso impulso biológico hacia la supervivencia. Los animales que mueren jóvenes no transmiten sus genes, solo los supervivientes lo hacen. Nosotros descendemos de una larga dinastía de supervivientes.




La otra emoción moral es la compasión. La com-pasión (en griego, sym-pátheia, simpatía) es la capacidad de ponerse imaginativamente en el lugar de otra criatura capaz de sufrir y de padecer con ella, de com-padecerla ( a veces pensamos que acabamos de inventar la empatía ayer, cuando este concepto y su significado lleva años en el mundo).



Un cráneo desdentado encontrado en una excavación corresponde a un Homo gergicucos de hace 1,77 millones de años que perdió todos sus dientes menos uno varios años antes de su muerte. Probablemente tuvo que ser alimentado con nutrientes blandos o premasticados por sus congéneres, en cuyo caso constituiría el más antiguo testimonio preservado de la compasión humana.

Los animales no humanos quedan a veces fuera de la protección jurídica, pero son objetos de compasión ya que pueden sufrir; los únicos humanos que dudan del dolor de los perros, son los que no tienen perro. Aunque los animales no humanos no sean agentes morales, son pacientes morales, pues sufren los efectos y pagan el pato de muchas de nuestras acciones. En la tradición oriental, la ética, la compasión desempeña el papel central. Budistas y jainistas consideran que la a-himsa ( la no violencia , el no hacer sufrir a las criaturas) es la suprema virtud moral.



En cualquier caso, el tejido entero de nuestra sociedad y economía están basados en una inmensa red de reciprocidad. Los ciudadanos respetan la vida y la propiedad de los demás, a condición de que los demás respeten la suya.

MORAL Y ÉTICA
Si nuestra conducta estuviera completamente determinada, de tal modo que nunca tuviéramos que elegir ni tomar decisión alguna, la reflexión sobre lo que hacer sería siempre superflua y la conciencia moral no existiría. Sin embargo, nuestra conducta no está determinada. Muchas veces podemos hacer una cosa u otra y vacilamos cuál hacer (esto se llama conciencia moral).







Siempre tenemos que elegir, que tomar decisiones. Este acto se convertiría en algo muy fatigoso si para cada cada caso concreto tuviéramos que pensar y reflexionar empezando desde cero. Por eso, adoptamos reglas morales que guíen nuestra acción en multitud de casos parecidos.




Cada humano adulto y en pleno uso de sus facultades es un agente moral capaz de regular su propia conducta de acuerdo a reglas que él mismo libremente adopta. La moral, así concebida es un asunto privado. Cada uno tiene su propia moral. En nuestra interacción con los demás, con frecuencia tratamos de convencerlos para que cambien aspectos de su moral que no nos gustan, y, a la inversa, nuestra moral se ve influída por el ejemplo y las razones de los otros.



La sociedad necesita regular múltiples aspectos de la conducta humana de un modo más objetivo, impersonal y estable que la mera confrontación de las morales individuales. Esta regulación es el DERECHO, a veces basado en la intersección de las morales individuales, pero en cualquier caso expresión convencional de la voluntad del legislador. La moral solo puede ser individual o particular pero el Derecho es universal, al menos dentro del pequeño universo de su ámbito jurídico.

La ética, es algo distinto de la moral: la ética es el intento filosófico de iluminar racionalmente el proceso de deliberación moral. Si dos de nuestras reglas morales se contradicen, hemos de renunciar al menos a una de ellas, o a las dos. Si aceptamos una norma en ciertos casos, hemos de extenderla a todos los casos relevantemente similares. 

Por eso la ética es incompatible con cualquier forma de grupismo (nacionalismo excluyente, fanatismo religioso, Mafia, racismo, sexismo, especiesismo). Lo que nunca constituye justificación ética de una regla o costumbre es su caracter tradicional. La tradición puede explicar sociológicamente la existencia de ciertas normas morales en un grupo social determinado, pero la tradición tiene valor nulo como justificación ética de nada.

LAS SALVAJADAS MAS EXECRABLES SON TRADICIONALES ALLÍ DONDE SE PRACTICAN





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